Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Suenan y se ven hoy insustanciales las aseveraciones de hace unos meses, que se leían y escuchaban en algunos medios de comunicación y algunas charlas de café: “Xóchitl Gálvez va a crecer exponencialmente; está generando muchas simpatías y puede ganar; es el antídoto perfecto contra Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum”. Todos esos pronósticos han fallado.
La “esperanza”, que la derecha depositó en la senadora con licencia se han esfumado y terminaron por convertirse en la simulación de sí misma.
Bertha Xóchitl ha sido devorada por su propia caricatura y ha dejado de ser, en el concierto de la competencia presidencial, una opción sólida y, sobre todo, una opción seria.
Puede o no gustar la reflexión, pero es innegable que la hidalguense ha abusado en su trabajo político del método del sketch humorístico, para llamar la atención.
Da la impresión que su aparición irreverente en el escenario de carrera presidencial, en el último tramo de 2023, fue una moda pasajera en el gusto de los potenciales electores.
En cambio, la morenista Claudia Sheinbaum Pardo se ha mantenido congruente y con un discurso sostenido y consecuente con sus ideales, en la forma y el fondo, que, al paso de los meses, le ha valido para mantenerse y acrecentar su solidez como puntera, de acuerdo la referencia aritmética de todas las encuestas.
Hay que decirlo con mucho cuidado y especificar que solamente nos referimos al trabajo político de Bertha Xóchitl: hoy pareciera que se trató de una moda, pero que su oferta, también en la forma y en el fondo, terminaron por cansar muy pronto.
Con demasiada beligerancia, algunas plumas y los adversarios de la candidata panista, priísta y perredista, la han llamado “botarga”, para descalificarla.
El adjetivo está en la delgada línea de la violencia política de género, pero es una referencia de cuando ella misma, el 14 de diciembre de 2022, se puso uno de esos disfraces en una sesión del Senado de la República, con la forma de un tiranosaurio rex, para protestar contra la reforma electoral que propuso entonces el presidente de la república.
Lo hizo cargando un letrero con la frase “Jurassic plan”, para decir que el paquete de iniciativas era anquilosado y un regreso al pasado.
Episodios como ese, le valieron la atención de la gente y su aparentemente modo desenfadado de abordar los temas políticos, gustó al principio.
Sin embargo, el abuso de ese estilo ahora ha demeritado sus propuestas. La gente se queda en la memoria con el confeti y los chistoretes, en lugar de la esencia de lo que se supone iban a ser propuestas viables para contrarrestar a la Cuarta Transformación.
La irreverencia fue su único planteamiento y se desgastó muy pronto.
Probablemente, en la memoria de los electores y electoras estén más las “palabrotas” que con desenfado pronuncia la candidata de la alianza del PRIANPRD, que sus propuestas sobre salud o educación.
Por más que se justifique que los mexicanos y las mexicanas -quienes lo dicen lo hacen como generalización- “están cansados de los políticos tradicionales” y requieren de una “opción fresca”, lo cierto es que el abuso de la frivolidad y los chistoretes, han terminado por menguar las posibilidades de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz.
Ha sido ella misma y sus asesores, junto con los dirigentes de los partidos que la postulan, quienes la han llevado al terreno de verse como “nada seria”.
En los resultados de mediados de mes, siete casas encuestadoras le dieron una contundente ventaja a Sheinbaum sobre Xóchitl, una que parece insalvable a 70 días de la cita con las urnas, el próximo 2 de junio.
Meba le da 32.1 puntos de ventaja a la morenista; Rubrum 22.2 puntos a favor a Claudia; GEA ISA 20 puntos arriba a Sheinbaum y así por el estilo en las mediciones más recientes que publicaron varios medios de comunicación.
Para Xóchitl, quien arrancó en mejor posición, cuando apareció como posibilidad de la oposición, ha fallado la estrategia del sketch.
@Alvaro_Rmz_V
