Aborto, salud pública, política y lucha social

Aborto, salud pública, política y lucha social
Alvaro Ramírez
Piso 17

Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco

En medio de una cascada torrencial de declaraciones y opiniones, la despenalización del aborto, que será aprobada por el pleno del Congreso local el lunes, debe verse como un logro de miles de voces, en una lucha social que, para Puebla, representa un largo camino de más de 15 años.

En 2009, cuando hubo una aplastante mayoría priísta en el legislativo poblano y el ejecutivo era encabezado por el hoy preso Mario Plutarco Marín Torres, ya estaban dadas las condiciones para la aprobación de las reformas al Código Penal del estado en la materia.

Ya la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), desde entonces, ya había emitido una opinión afirmativa respecto de lo que se tenía que hacer legislativamente en el país y la indispensable mirada, como un tema de salud pública, del caso.

En Puebla, lejos de avanzar a la despenalización, se frenó cualquier posibilidad, con una alianza en el Congreso entre PAN y PRI.

La bancada del primer partido presentó una iniciativa constitucional a favor de los "no nacidos" y los tricolores, entonces por instrucciones de Marín, la apoyaron; la despenalización fue, con ellos, enviada al lugar más recóndito de la congeladora, de donde recién ha despertado, 15 años después.

En aquella época, ya en la Ciudad de México, con una mayoría de izquierda en la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal y con un gobierno de la misma línea en la capital del país, en 2007 se logró la despenalización del aborto, hasta las 12 semanas de gestación.

Después, la ruta ha sido muy lenta en los congresos estatales.

Este lunes Puebla se convertirá en la entidad número 15 en hacer las modificaciones pertinentes para armonizar su norma secundaria; sobre el caso también la SCJN emitió un dictamen, ahora con mayor contundencia y claridad, en septiembre de 2021, para todo el país.

Casi 3 años el Congreso del estado ha dilatado esa sincronía para su norma secundaria.

En nuestra Puebla, con sus peculiaridades sociales, hubiera sido impensable conseguir esta reforma, de no ser por la mayoría legislativa de izquierda que hay hoy en el añejo recinto parlamentario del Centro Histórico.

Pero en medio de la estridencia, que la hay, con declaraciones a favor y en contra, hay que mirar la reforma en su esencia.

Hay demasiada política y ha habido demasiados intereses políticos en un tema que en su génesis implica a la salud pública.

La despenalización del aborto, desde 2007, cuando se avaló en la hoy Ciudad de México, antes Distrito Federal, buscaba abatir los índices de muertes de mujeres por abortos clandestinos mal practicados. Se hizo con el espíritu de salvar vidas.

A la par de ello, se trató de una reforma que implica derechos plenos para las mujeres.

La protesta callejera ha acompañado por tres lustros a esta demanda en Puebla. En otros estados ha sido menos larga pero igual de contundente.

Por supuesto que los legisladores y las legisladoras de hoy, quienes votarán mayoritariamente este lunes en la sesión plenaria a favor de la despenalización, tienen un mérito, de acuerdo con la motivación que cada uno tenga.

Se conseguirá finalmente la reforma para no criminalizar a las mujeres que aborten.

Muchos alzarán el puño y lanzarán proclamas celebrándolo como un logro propio.

Sin embargo, se trata realmente de una meta que se consigue a través de mucho tiempo, de miles de voces, de miles de casos de mujeres encarceladas y de, desgraciadamente, también miles de mujeres fallecidas por la falta de atención médica en este rubro.

Es finalmente un anhelo de un sector social muy importante, que en medio de los debates políticos presentó, a lo largo del tiempo, argumentos con la esencia de que la reforma es un tema de salud pública y de derechos plenos femeninos.

La ola que hoy ha llevado a la despenalización en 14 estados aterrizará en la norma secundaria en Puebla.

Y será un logro de muchas conciencias.

 

@Alvaro_Rmz_V