Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Fue un hombre de izquierda, por supuesto, pero por encima de ese ideal y convicción, antes siempre fue un demócrata. José Agustín Ortiz Pinchetti, quien falleció el sábado, fue maestro de muchos políticos y funcionarios que hoy están en la primera fila de la toma de decisiones del país, pero posiblemente la mayor de sus enseñanzas tuvo que ver con ser constante, consecuente y paciente, en la lucha social; fue de los hombres que nunca se rindieron.
Fue también siempre un gran conversador y buen entrevistado, con paciencia y tiempo para los reporteros, cuando fue diputado federal a la LIX Legislatura (2003-2006) de la Cámara de Diputados; cuando encabezó la secretaría de Gobierno de la capital del país, de la que fue uno de los constructores vitales de su reforma política; o en los días atareados de las campañas lopezobradoristas a la Presidencia de la República.
Para las nuevas generaciones posiblemente, en la inmediatez cotidiana del uso de la información, José Agustín sea apenas la referencia como, hasta su muerte, titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales.
Pero basta hurgar un poco en las fuentes históricas, para hallar que Ortiz Pinchetti fue uno de los constructores del primer Consejo Ciudadano del entonces Instituto Federal Electoral (IFE). Hoy parece demencial que haya ocurrido, pero hubo una época en que en este país las elecciones las organizaba el gobierno y las calificaba la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión que, también entonces, tenía una mayoría afín al sistema en turno.
De ese tamaño son las obras en las que participó, a lo largo de seis décadas, el abogado egresado de la Escuela Libre de Derecho, quien, siendo muy joven, también se acercó al Movimiento Estudiantil de 1968.
“La lealtad en política tiene una gran recompensa”, fue una de las tantas frases que soltó cuando este reportero lo entrevistó a principios de agosto de 2011 en San Martín Texmelucan, Puebla.
Acompañaba el también ideólogo de izquierda a Andrés Manuel López Obrador en la precampaña presidencial de entonces y en el ambiente político estaba como noticia la intentona del entonces ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Luis Ebrard Casaubon, por ser el candidato presidencial en lugar de López Obrador.
Con mucha sobriedad, José Agustín en esa entrevista que tuvimos en una banqueta, al lado del templete en que la gente esperaba ya a Andrés Manuel, en el centro texmeluquense, llamó a Marcelo a la prudencia y esperar a otros tiempos que -dijo- le permitían su edad.
También puso sobre la mesa que el tabasqueño le sacaba más de dos a uno de ventaja en cualquier encuesta interna, de la entonces alianza de izquierda, unos años antes de la fundación del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en la que también participó él.
“A pesar de sus 74 años de vida, que no se ve que le pesen, Ortiz Pinchetti es un chavo en la conversación, en la ideología que muestra, en el ánimo. Viste de jeans y una camisa de mezclilla desabotonada. Es un tipo desenfadado y se ve que los disfruta.
“El ex secretario de Gobierno del DF, en tiempos en que la ciudad la gobernó López Obrador, considera que hay tiempo aún para las aspiraciones de Marcelo, en 2018.
“’Los tiempos en las vidas de los políticos se dan en sentido de las oportunidades’”, es un fragmento de aquella conversación.
José Agustín Ortiz Pinchetti fue siempre un hombre sereno, pero vital en la lucha de izquierda que llevó a la Presidencia a López Obrador y que tendrá continuidad con Claudia Sheinbaum Pardo.
El presidente de la República lo despidió con un mensaje en sus redes sociales, que dibuja en una frase lo entrañable de su relación y la ponderación de su obra política y social.
“Caminamos mucho tiempo juntos y seremos amigos y compañeros hasta siempre”.