El guionista de la famosa serie sudcoreana explicó que esta secuela reflexiona sobre los peligros que enfrenta la clase media en el ámbito profesional de su país
Una batalla campal en una fábrica, la policía sometiendo con pistolas de electrochoques a huelguistas, un activista que pasa 100 días encaramado en una chimenea son ejemplos de la brutalidad de las relaciones sociales en Corea del Sur que inspiraron la serie El juego del calamar.
La esperada segunda entrega de la serie ya está disponible en Netflix.
La producción muestra a personajes desesperados compitiendo en una versión mortal de un juego tradicional para niños, en busca de una recompensa.
Su director y guionista, Hwang Dong-hyuk, afirma que las experiencias del protagonista Gi-hun, se inspiraron en una violenta huelga en la planta de Ssangyong en 2009, cuando un grupo de trabajadores tomaron una industria para protestar por un plan de despidos.
“Quería mostrar que en el mundo en que vivimos, cualquier persona de clase media puede derrumbarse y caer al fondo de la escala social de la noche a la mañana”, explica.