Esperaba el joven Fernando Valenzuela su turno para subir al montículo en Puebla
Dos años antes de que hiciera historia en Los Dodgers de Los Angeles, el equipo de béisbol de grandes ligas en Estados Unidos en el que ganó la serie mundial ante los históricos rivales Yankees de Nueva York en 1981, El Toro Fernando Valenzuela se aburriía esperando su turno para subir al montículo en Los Angeles, pero de Puebla, en la capital del estado.
Había alcanzado apenas la mayoría de edad y con 18 años pasó por la capital de Puebla con mas sombras que luces pues no pudo demostrar el poderoso brazo izquierdo que atrajo la atención de un visor para el equipo angelino en la Unión Americana, Mike Brito y para wuien luego sería su representante, Tony Demarco.
Los Angeles de Puebla reunía en 1979 un verdadero portento de peloteros que hacía imposible que ese jovencito que venía de un pequeño pueblo llamado Etnohachila en Sonora demostrara las capacidades que en el país del norte lo convertiría en un jugador irrepetible.
La Historia del descubrimiento de Fernando Valenzuela que falleció este martes a la edad de 63 años víctima de un padecimiento hepático fue contada por el periodista Enrique Núñez, director del periódico Intolerancia en la transmisión del programa #ElAlmuerzo y abundó en detalles de cómo es que ese caza talentos lo siguió primero en el equipo mexicano Los Mayos de Novojoa, a los 17 años y luego a Los Leones de Yucatán, a donde fue prestado por Los Angeles de Puebla.
“Antes de irse a las grandes ligas (Fernando Valenzuela) formaba parte de Los Angeles de Puebla. Hubo un equipo que se llamó Los Angeles de Puebla que era de Jaime Pérez Avellá; este equipo de los Angeles no tenía mas que un pitcher zurdo, ahí guardado que nunca lanzó un solo partido, era Fernando Valenzuela”, dijo en el programa.
Julio Trápaga, ex beisbolista profesional también habló de las cualidades del Toro en el programa que se transmite a través de redes sociales.
“Para mí la cualidad mas importante de Fernando Valenzuela fue su mentalidad. Fue un beisbolista que no tuvo miedo, prácticamente llegó directo a grandes ligas, estuvo muy poco tiempo en sucursales y lo que hizo fue increíble”, consideró quien como bateador promedió .266 y 119 jonrones, además de haber impulsado 135 carreras, hasta su retiro de los parques de béisbol en los Pericos de Puebla.
Destacó como otras de las cualidades que convirtieron al sonorense en un fenómeno en los Estados Unidos el control y dominio que llegó a tener sobre la pelota y el lanzamiento conocido como screwball con el que llegó a dominar hasta nueve entradas en un solo partido, de principio a fin.
La manera de lanzar la bola “ponía locos a los bateadores” recordó Trápaga para quien la víspera de la final de grandes ligas que arranca este viernes entre Dodgers contra Yankees no deja de ser una triste coincidencia con el deceso del mas grande jugador de béisbol mexicano en Estados Unidos.