Con complicidad de la dirigencia estatal, la dirigencia nacional podría permanecer hasta 2032
El Partido Revolucionario Institucional, vivió un fin de semana negro, entre el albazo de Alejandro Moreno Cárdenas para hacerse permanentemente de la dirigencia nacional y las quejas de las bases a esta decisión, entre el silencio y complicidad de la dirigencia estatal que encabezan Néstor Camarillo y Delfina Pozos.
El pasado 5 de julio un grupo de connotados priistas poblanos como Jaime Alcántara Silva, Rocío García Olmedo, Víctor Manuel Giorgana Jiménez y Pablo Fernández del Campo, entre otros, enviaron un documento al líder nacional conminándolo a que, ante el caso de ser postulado para reelegirse, no acepte la reelección, pues hay argumentos contundentes para ello.
“Retírese con la dignidad que otorga haber cumplido un período lleno de logros y errores, aciertos y desaciertos, como todos aquellos que han dirigido nuestra Organización. Apelamos a su priísmo y militancia, confiando en que sabrá que no debe prolongar más su permanencia en la Presidencia del Partido”
Los priistas, entre quienes destacan ex dirigentes del partido a nivel estatal y local, además de con experiencia en cargos públicos, expusieron que el origen ideológico y conceptual del Partido es el sufragio efectivo no reelección: “Este principio, que costó más de un millón de vidas de nuestros antepasados, debiera ser suficiente para la reflexión”.
Sin embargo, ayer mismo, la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional aprobó las modificaciones al artículo 178 de los Estatutos del tricolor, con lo cual se permite, entre otros puntos, la reelección de las dirigencias del partido.
Esto ocurrió en su 24 Asamblea Nacional, que se celebró este domingo a puerta cerrada en el World Trade Center, en medio de protestas y reclamos contra el dirigente priista.
Estos cambios permitirán la reelección de la dirigencia nacional y de la secretaría general hasta en tres periodos consecutivos de cuatro años, con lo que se abre la posibilidad de que Alito Moreno se quede hasta 2032 en la dirigencia priista.
También se plantea que la cúpula del partido tenga mayor control sobre los legisladores federales y estatales que militen en el PRI.