El desorden que dejaron

El desorden que dejaron
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El Blog de Puebla deportes escribe Antonio Abascal

En diciembre de 2020 se estrenó el primer episodio de la miniserie española, “El desorden que dejas” dirigida por Carlos Montero, Silvia Quer y Roger Gual, con las actuaciones de Inma Cuesta y Bárbara Lennie, producida por Emma Lustres Gómez https://www.youtube.com/watch?v=BuyWGTJHs2I. Pues bien con todo respeto para su creador, Carlos Montero, el título sirve para ejemplificar la tragedia que sigue viviendo el Barcelona ya que desde el regreso de Joan Laporta a la presidencia del club catalán no ha podido regresar la estabilidad a una organización que rozó la bancarrota económica, moral y deportiva bajo los mandatos de Sandro Rosell y Josep María Bartomeu. A casi tres años del regreso de Laporta la situación económica continúa siendo delicada y el desastre deportivo se acentúa, a excepción del equipo femenil de futbol que sigue siendo el faro de luz en la tempestad.

El desorden que dejaron Rosell y Bartomeu orilló a la salida de Lionel Messi, a contrataciones rimbombantes pero no ideales, la llegada de Víctor Roque, un delantero brasileño de 18 años, se dio por la lesión de Gavi quien trabaja en el mediocampo. Cada contratación se tiene que hilvanar con una fina capa de negociación para cuadrar los números, mientras en la cancha el equipo se nota tibio, sin identidad y sin el carácter necesario para revertir los resultados. En lugar de mejorar, la escuadra de Xavi Hernández va en picada, sin tener claro lo que busca en el terreno de juego, ya no digamos acercarse a la cacareada identidad blaugrana, el técnico parece perdido, falto de experiencia para revertir la situación, sin autocrítica ante los medios de comunicación y sin la ayuda de su cuerpo técnico, sin olvidar que a veces parece más centrado en presionar a los árbitros que a mejorar al equipo https://www.youtube.com/watch?v=cZpklxJvG8c.

El desorden que dejaron Rosell y Bartomeu ha sido tan pesado que el carisma de Laporta no ha sido suficiente; ha tenido que trabajar de manera conjunta con Florentino Pérez, Presidente del Real Madrid, para construir el sueño de la Superliga que para el Barcelona se ha convertido en la búsqueda de “El Dorado”, un torneo con muchas promesas pero que no tiene visos de poder materializarse. El actual Presidente del Barcelona tuvo una primera etapa más que exitosa porque se supo rodear de profesionales en las respectivas áreas, tenía cerca el consejo de Johan Cruyff, pero ahora cada vez se nota más solo, a tal grado que dejó ir a un profesional en el campo deportivo como Mateu Alemany para trabajar con alguien que fue un futbolista destacado en la primera Champions conseguida por Laporta, pero que no necesariamente es un hombre cercano al cruyffismo como en su primera etapa sí era Txiki Begiristain.

El desorden que dejaron Rossell y Bartomeu en la parcela deportiva era importante porque erosionaron al club que, cuando llegaron, era el que mejor futbol jugaba y era un ejemplo por su manejo de la cantera, porque contaba con un estilo definido, porque su entrenador había encontrado el sitio donde más daño podía hacer un futbolista diferencial como Lionel Messi, pero ellos, enfermos de poder, decidieron buscar formas distintas, eliminaron la figura del Presidente de Honor que ocupaba Cruyff y se encargaron de cuestionar hasta el hartazgo a Pep Guardiola quien prefirió tener un año sabático, pero ante ese desorden la directiva actual ha sido incapaz de reconducir la situación y hasta ha contribuido a que el desorden deportivo crezca.  

Ese desorden ha producido otro problema de un Barcelona, endeudado y que al perder ese estilo reconocible que tuvo, ha desarrollado una enfermedad muy significativa. El pasado 21 de octubre, el Presidente del FC Barcelona, Joan Laporta acuñó un concepto que todavía se trata de explicar en la sociedad española, “el madridismo sociológico” al que hizo alusión al menos nueve veces en su discurso que emitió en la asamblea de compromisarios del club catalán. Más allá de intentar explicarlo, sólo tres meses después de ese momento, el conjunto blaugrana de futbol no levanta cabeza, acaba de ser goleado por el propio Real Madrid en la final de la supercopa y las voces contra Xavi se levantan, incluso de algunos que consideraban que el que fuera uno de los intérpretes más destacados del Barcelona de Guardiola, el que elevó el cruyffismo a un plano sublime, era el ideal para recuperar el brillo perdido. El Barcelona sufre de cruyffismo sociológico, un concepto que se explica a partir de mencionar ese estilo de juego, ligarlo a jugadores que fueron figuras del club y que se dicen herederos del brillante jugador y técnico neerlandés, pero que ya en la práctica han quedado muy lejos, ya no de los preceptos de Cruyff, sino de dotar al Barcelona de un estilo reconocible.

En medio del desastre que dejaron Rosell y Bartomeu y ha continuado Laporta han pasado desde Quique Setién a Ronald Koeman y ahora Xavi. Las declaraciones de los tres en algún momento han ilusionado, aunque el pasado de Koeman como entrenador en otros clubes y en la selección neerlandesa dejaban muy en claro que el ex central fue un jugador brillante pero sin la capacidad para absorber los ricos conceptos tácticos de su compatriota como sí hicieron algunos del Dream Team siendo el más destacado Guardiola, aunque en la parcela de la dirección deportiva habría que mencionar la forma en la que Begiristain ha trabajado para darle material humano al estratega de Sampedor. Koeman llegó con la idea de una directiva desastrosa de acercarse a un modelo de juego que ellos mismos habían destruido, fue una especie de pararrayos para el plano mediático, aunque en la cancha no ayudó a frenar el crecimiento del desorden, en ese momento llegaron las elecciones donde la figura de Laporta fue capaz de terminar con la pesadilla sólo para iniciar otra a partir de la salida de Messi por la delicada situación económica https://www.youtube.com/watch?v=VlHVfcawcwk&t=57s.

El desorden que dejaron fue de tal magnitud que el astro rosarino emigró, algo impensable, para recalar en otro club europeo, Laporta quiso tirar de paciencia con Koeman, pero los resultados y la falta de estilo provocaron que el Presidente decidiera cortar la relación para cuidar su imagen de cruyffista. El siguiente paso fue nombrar al sustituto de Koeman y sin técnicos disponibles cercanos al cruyffismo se apostó por otro ídolo de la afición, Xavi Hernández, quien además en cada espacio, en cada discurso, en cada entrevista que concedió como jugador siempre defendió al famoso estilo. De inicio contó con el privilegio de la duda ante su falta de experiencia en la élite, por el desastre que dejaron Bartomeu y sus secuaces incluido Ronald Koeman quien contribuyó a hacer más grande dicho desorden al colocarse en el lugar de víctima de la nueva directiva https://www.youtube.com/watch?v=dlkXtkPQDGE.

Xavi tuvo que batallar con el desorden que dejaron los directivos anteriores y con el de Koeman en la cancha, alternó los buenos resultados con derrotas sonrojantes en Europa, pero era una especie de hijo pródigo que regresaba para salvar al club de su vida, era el alumno aventajado de Guardiola (algo que también sucedió cuando fueron jugadores). El primer año completo trajo una liga, algunos momentos destacados en juego que hacían suponer que se estaba en el camino, con otros partidos malos, en los que el estilo no aparecía https://www.youtube.com/watch?v=_NPfprEDKp0. Un título, y más el de liga, es un título y Xavi seguía ganando tiempo; se buscaron fichajes a pesar de la delicada situación económica, llegaron nombres rimbombantes para reforzar la idea de que los tiempos de gloria estaban muy cerca de regresar.

La salida de Alemany fue un golpe, Deco no fue un hombre cercano al cruyffismo directo, incluso pese a su etapa en el Barcelona de Rikjaard, absorbió conceptos de técnicos utilitarios como José Mourinho en el Porto o Luis Felipe Scolari en la selección de Portugal. De esa manera en el actual Barcelona hay dos idiomas distintos de los hombres que cuidan la parcela deportiva, el técnico y el secretario técnico. Pero ya en la cancha, Xavi tampoco ha sabido comunicar, y por tanto convencer, a sus jugadores que en cada partido importante lucen a la deriva, sin un estilo determinado, dependientes de la que la musa les ayude, se pongan en ventaja y así encuentren los resultados. Las dudas corroen a un aparato defensivo que fue la clave para obtener la liga 2022-2023, jugadores que lucían como baluartes hoy son una sombra de lo que fueron sin importar la edad. Y si bien las lesiones han golpeado a futbolistas fundamentales como Ter Stegen, Ronald Araújo en algún momento, Pedri y Gavi, no es pretexto para el nivel que muestra el equipo.

La falta de identidad es un problema que concierne directamente a Xavi quien hoy parece verde para el reto lo que da pie a otra seña más del desastre que dejaron, pero continuado por los hombres que ahora toman las decisiones. Así como se adelantó el proceso de Xavi en la dirección técnica y, creo que lo mismo sucedería con Rafael Márquez en caso de llegar al primer equipo, en el Barcelona se han acelerado procesos de buenos jugadores juveniles a los que inmediatamente se les ha cargado la responsabilidad de salvar al equipo. Sin ser un canterano, Pedri llegó muy joven de Las Palmas, pero su destacada actuación llevó al equipo a sobrecargarlo, sin olvidar que recibió ayuda de la Real Federación Española de Futbol que lo llevó a Tokio 2020 tras su buena Eurocopa, como resultado el mediocampista ha vivido períodos muy largos de lesiones, junto a él Gavi, Ansu Fati a quien terminaron cediendo al Brighton, Alejandro Balde quien pasó de ser la mayor promesa del futbol español como lateral izquierdo a no contar en las convocatorias de Luis de la Fuente en la selección, al tiempo que el surgimiento de Lamine Yamal ha ayudado a tener un nombre por el cual soñar.

Hoy el Barcelona es un desorden heredado de la desastrosa administración de Bartomeu y Rosell, pero es un desorden que ha crecido porque Laporta no tiene respuestas, porque Xavi no sólo no ha podido rescatar el estilo sino que cada vez luce más perdido, mientras su equipo cada vez es más tibio sin un estilo reconocible. El desorden en el club catalán es de tal magnitud que un Presidente que hizo campaña mandando avisos al Real Madrid con el “ganas de volver a veros”, hoy está más cercano a los intereses de Florentino Pérez por la superliga. De tal manera, el desorden en el Barcelona es tan grande que amenaza con acabar con la esencia del club, con el verdadero cruyffismo y está consumiendo a una de las leyendas más grandes como jugador porque ante tanto desorden las respuestas no se encuentran y el tan cacareado estilo parece sepultado bajo los escombros que dejaron Bartomeu y Rosell y que ahora Laporta y Xavi han sido incapaces de encontrar.