El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal
En una semana el Puebla de la Franja recibió ocho goles (cuatro del Necaxa en su única salida, hasta el momento), dos del León en el Cuauhtémoc, aunque ahí se rescató un punto con el penal de Cavallini, y dos del Atlas que significaron la segunda derrota camotera en la campaña que así, en menos de un mes, ya cumplió un cuarto de su actividad regular. Son ocho goles en cuatro partidos para un promedio de dos por encuentro lo que significa estar por arriba de Juárez y Querétaro que han recibido nueve y empatado con el hermano Mazatlán con ocho como las defensas más goleadas del incipiente Apertura 2024, sin olvidar que hace unos meses el Puebla fue el equipo que recibió más tantos con 43 sentando una marca negativa.
Para complicar el panorama el viernes en casa los dos tantos que marcó el conjunto rojinegro se produjeron en táctica fija; el primero tras un saque de manos en el que se produjeron tres cabezazos para que Eduardo Aguirre abriera el marcador y el segundo tras un tiro de esquina en el que tras un desvió las marcas se perdieron y Daniel Álvarez no pudo reaccionar ante la viveza del delantero con pasado lagunero que así marcó su doblete en el juego. Son pecados capitales para una defensa que había dado muestras de que podía mejorar con la presencia de Emmanuel Gularte y la exigencia de José Manuel de la Torre, pero que muy pronto se ha enfrentado a la cruda realidad: No hay mucho material y las dudas, desconcentraciones y errores infantiles han vuelto a aparecer.
Chepo confió en sus centrales extranjeros para hacer el trabajo, pero tuvo que cambiar de perfil a Sebastián Olmedo para dejar que Gularte se hiciera cargo del lado derecho, daba la impresión de que ahora sí el paraguayo podría recuperar su nivel y confianza al ser llevado por un hombre de jerarquía al contrario de lo que sucedió todo el ciclo 2023-2024 cuando recién llegado tuvo que adaptarse y además tapar las distracciones del que se suponía era el líder de la defensa, Gastón Silva, pero que con facilidad perdía la concentración. Una vez que los malos resultados se acentuaron, Olmedo entró en crisis cometiendo errores infantiles y mostrando su vulnerabilidad por fallar. Por eso con un nuevo proyecto, con el regreso de un líder dentro y fuera de la cancha parecía que el joven paraguayo podría recuperar su mejor versión, no lo hizo mal ante Santos Laguna, pero en la primera salida el mundo se derrumbó, pese a ello el técnico lo sostuvo ante León y no convenció por lo que para enfrentar al Atlas ya hubo movimientos no sólo en la central sino en el parado del equipo con la aparición de Pablo González en el mediocampo para acompañar a Diego de Buen, con Raúl Castillo, dejando las bandas a Alberto Herrera y Daniel Álvarez para mantener en punta a Cavallini.
Muy pronto el Chepo ha chocado con la realidad, pese a sus buenas intenciones, no le reforzaron al plantel y es prácticamente el mismo que viene de imponer las marcas negativas en la historia del club, no sólo en cuanto a goles recibidos, también en número de derrotas y sobre todo en productividad con apenas cinco puntos. Además del problema defensivo, donde Olmedo no es el único culpable, y donde se ha notado la orden para que los laterales no se vayan tanto al frente, esa realidad muestra que es una escuadra proclive a la distracción (los goles en táctica fija lo demuestran o permitir que un delantero con tres encima haya dado la media vuelta para anotar el 1-2 en el juego del martes ante León), con otros problemas igualmente preocupantes: Los hombres que deberían causar desequilibrio por las bandas son más que irregulares ya que ofrecen algún destello, pero el resto de minutos deambulan en la cancha.
Un equipo con una inversión mínima requiere hacer eficiente dicha inversión, pero en el Puebla sucede lo contrario: Facundo Waller, quien ha pasado más tiempo en la lista de lesionados que en el campo y que se perdió todo el torneo pasado, jugó (sin completar) los dos primeros partidos y no apareció contra León y Atlas; Kevin Velasco (del que recientemente se anunció su compra definitiva) no acaba de ser un jugador que rinda todos los partidos, vive de algún desborde y nada más, sin perder de vista que su actitud en los primeros partidos no ha gustado al timonel que ya lo ha regañado, que lo mandó a la banca y que ante la necesidad de ir por el resultado sólo le dio cinco minutos más el descuento sin que su presencia se haya sentido en el terreno de juego. Son dos jugadores extranjeros, con cierta calidad, pero que por diversas razones no son productivos para la Franja, lo que complica la situación de un equipo cuyos elementos de fuera deberían ser los que elevaran la dosis de calidad. Si a eso le sumamos la irregularidad de Daniel Álvarez, capaz de hacer una gran jugada, para desaparecer la mayoría del tiempo que está en la cancha, ya se puede entender la pobre productividad poblana.
Dudas defensivas, un mediocampo trabajador, pero sin un jugador que cambie la onza, y la irregularidad de los hombres desequilibrantes es la receta que ha presentado el Puebla en el Apertura 2024; el técnico le ha buscado porque ha hecho cambios en el once para buscar una mejor cara y luego ha tratado de modificar en los partidos con un Jair González que ha funcionado mejor como revulsivo. El problema radica en que la cobija para capear el temporal es muy corta y cuando el técnico la jala deja a la intemperie otra parte: Orona ingresó por Olmedo, pero las distracciones defensivas continuaron, Pablo González entró para trabajar junto a De Buen, pero Castillo y Herrera no pudieron crear futbol ofensivo en el primer tiempo donde Atlas construyó la ventaja y luego se dedicó a administrar la ventaja con algún sobresalto por el gol de Cavalini y el disparo al poste de Santiago Ormeño, pero en realidad Camilo Vargas no sufrió mucho para que la escuadra tapatía se llevara los tres puntos de la Ciudad de Puebla https://www.youtube.com/watch?v=T7cL8Ygw6As.
La derrota es más dolorosa de lo que se ha mostrado en los medios de comunicación debido a que el partido era directo en la parte baja de la tabla de cocientes por lo que con el resultado los Rojinegros se colocaron a tres puntos de los camoteros. Hoy la estabilidad en esa tabla, que era el mayor logro de la actual directiva, ha desaparecido para estar muy cerca de la quema monetaria (el único lenguaje que entienden los dueños) ya que acumula 76 puntos en 72 partidos para un cociente de 1.0556, por 73 del Atlas, 69 de los Bravos de Juárez y 63 del hermano Mazatlán: dicho de otro modo, el Puebla está a tres puntos de caer a los equipos que pagan multa, pero sólo le lleva siete a Juárez y trece al Mazatlán para ser el peor.
Por eso el equipo de la Franja es un buen ejemplo de lo que actualmente vive el futbol mexicano, la escuadra que en este 2024 ya cumplió ochenta años de su fundación justamente impuso sus peores marcas en el semestre anterior y la respuesta del dueño fue cambiar al técnico apostando por un hombre capaz, que llevaba tiempo sin dirigir, cercano a la afición por su paso como jugador y que es conocido por el orden y la disciplina que imprime a sus equipos, pero Chepo ya no juega y en ese sentido lo dejó solo ya que las contrataciones, hasta el momento, no significaron desembolsar dinero: Gularte regresó a la institución tras su ilógico préstamo a Querétaro, Raúl Castillo regresó del Cancún, Durán llegó libre del Atlante, lo mismo que el “Wuacho” Jiménez para competir en la portería con Iván Rodríguez, mientras que Rodríguez y González dos jóvenes llegaron como préstamo de Necaxa y Santos, respectivamente, sin olvidar a Facundo Waller quien se perdió el torneo completo; por eso la cobija se ha quedado demasiado corta y cuando el timonel ha empezado a exigir a algunos jugadores como Kevin Velasco tampoco alguien ha levantado la mano para ganarse la confianza total.
Sin ascenso y sin descenso, los dueños viven en la conformidad absoluta porque su inversión está segura, ya que aun pagando la multa (que no hay certezas sobre si esos pagos se producen) es una cifra considerablemente menor a la que perderían si la franquicia cae a la Liga Expansión o como quieran llamarle, sin ascenso y descenso los dueños no están obligados a una mayor inversión como si hacían anteriormente. Es cierto que el Grupo del Ajusco nunca se ha distinguido por gastar mucho en el futbol y que suma algún descenso con el Veracruz, pero cuando la tabla de cocientes operaba para descender, acostumbraba a invertir un poquito más para sacar a la escuadra de las suyas que se metiera en problemas, y acostumbraba a realizar alguna buena contratación de extranjeros. Hoy, la mediocridad se ha instalado en el futbol mexicano porque no hay un castigo para los equipos que hagan temporadas tan malas como la del Puebla, la campaña pasada. Al dueño no le importó que su franquicia hiciera cinco puntos de 51 posibles porque su inversión está segura.
Los pecados capitales que el Puebla comete en la cancha se dan porque hay pecados capitales en la conformación del plantel, en la manera en que ahora se administra el futbol mexicano más como producto televisivo y comercial que como deporte que busca ofrecer espectáculo, diversión y pasión los fines de semana: Cuatro juegos en menos de tres semanas, son 36 partidos de los cuales han resultado buenos o interesantes, unos cuatro, es decir, un 11%, pero al aficionado le cobran al 100% el costo del boleto o del abono, sin importar que en este momento la mayoría de las escuadras no están completas porque les faltan refuerzos o están saliendo de la pretemporada, sin embargo, el producto ya está en las pantallas de las televisoras.
Pecado capital es dejar el torneo botado para irse a jugar a Estados Unidos a enfrentar a los equipos de la MLS para disputar al menos dos partidos de bajo nivel; los jilgueros (hay uno en la televisora del Ajusco) que habla de ir a competir y de apoyar a todos los clubes mexicanos, cuando los dueños se olvidaron de pujar por torneos de mayor calidad y que abonaban al desarrollo deportivo como la Libertadores y a nivel de selección la Copa América; incluso cuando no se podía jugar la Libertadores se le daba importancia a la Copa Interamericana que enfrentaba al campeón de CONCACAF con el de la CONMEBOL y una de las grandes noches americanistas se produjo cuando el club de Coapa le pegó a Boca Juniors https://www.youtube.com/watch?v=Fe9BPNYS2zM, lo mismo sucedió con Pumas al Nacional de Uruguay en tres partidos https://www.youtube.com/watch?v=tmtXMpgJjOo o hablando del Puebla la final ante Colo-Colo que no se pudo celebrar en la Angelópolis por la persecución y se tuvo que jugar en Villahermosa https://www.youtube.com/watch?v=XcoxZUQVdpk; pecado capital es haber desperdiciado el tiempo tras el fracaso de Qatar 2022 y dar paso a dos proyectos fallidos.
Pecado capital es repatriar a los jugadores que buscan consolidarse en Europa y juegan poco para regresarlos a la comodidad de la liga como Cruz Azul con Jorge Sánchez; pecado capital es aceptar una selección a la que hace unos meses se había asegurado no se le tomaría, pecado capital es caer en la incongruencia de denunciar algunas malas costumbres en el “Tri” como las “sugerencias” de patrocinadores y a las primeras de cambio aceptar una tercera etapa como técnico tricolor; pecado capital es sacar a un joven estratega de un club de primer nivel en Europa donde estaba haciendo sus pininos en las fuerzas básicas para convertirlo en auxiliar con la promesa de entregarle la selección para el ciclo de 2030 cuando lo que menos se tiene es un proyecto a mediano y largo plazo.
La crisis del Puebla es la misma que la del futbol mexicano, crisis que los dueños no aceptan porque están muy contentos con inversiones seguras y mínimas o con productos televisivos que venden sin importar la calidad. Para cerrar de mejor manera, los pecados capitales de los dueños han hundido al futbol mexicano.