La IA seduce y despide: cuando la innovación atenta contra el empleo

La IA seduce y despide: cuando la innovación atenta contra el empleo
Carlos Miguel Ramos Linares
Ecosistema digital

Ecosistema digital escribe Carlos Miguel Ramos Linares

Ver a un ejecutivo presumir que la IA le permitió eliminar miles de puestos, algo impensable hasta hace poco, ya es realidad. El CEO de Salesforce, Marc Benioff, reveló que sus agentes de IA reemplazaron a 4,000 empleados de soporte, reduciendo su equipo de 9,000 a 5,000. Este caso muestra cómo la IA puede impulsar la productividad a costa del empleo humano. Pero por ahora casos como Salesforce son la excepción. La mayoría de las empresas descarta despedir personal de soporte: un sondeo reveló que 95% prefiere un modelo híbrido con agentes humanos. Mientras tanto, en los roles tras bambalinas la automatización avanza sin freno.

La automatización amenaza especialmente a los empleos de entrada. Un estudio de Stanford reveló que la contratación de desarrolladores de 22-25 años cayó casi 20% entre 2022 y 2025, demostrando que los trabajadores con menos experiencia son los más vulnerables a ser reemplazados por IA. Además, se calcula que la IA podría poner en riesgo 45 millones de empleos para 2028. La desaparición de esos peldaños de entrada pondría en jaque la movilidad laboral de toda una generación ; ante esto, se ha llegado a proponer un Ingreso Básico Universal como red de seguridad para los desplazados.

El cambio tecnológico acelerado está abriendo una brecha de habilidades. Muchos profesionales se sienten abrumados por tener que incorporar la IA a sus tareas. Según LinkedIn, casi la mitad no aprovecha estas herramientas y un 30% apenas las usa . Aun así, más de un tercio de los ejecutivos planea evaluar y contratar según la competencia en IA. Adaptarse es imprescindible, pero el reskilling (reaprendizaje) resulta complejo: para muchos, aprender nuevas tecnologías es una carga adicional que genera ansiedad en jornadas ya saturadas.

Más allá de la coyuntura, surge un debate sobre el papel del ser humano en la era de la IA. El filósofo Éric Sadin advierte que la IA nos deslumbra y termina reemplazando la capacidad de juicio humana. La promesa de “liberar tiempo” para tareas creativas es, según él, un mito utilizado para justificar la sustitución de personas.

La revolución de la IA nos enfrenta a un dilema: cómo aprovechar la tecnología sin deshumanizar la economía. El futuro del trabajo dependerá de cómo actuemos. Adoptar la IA con sensatez podría liberarnos de lo rutinario y potenciar la creatividad, pero no a costa de la dignidad laboral ni de las oportunidades de las nuevas generaciones. Este es el desafío del siglo: abrazar la innovación sin alienarnos, con el ser humano en el centro.

No podemos olvidar que cada proceso de automatización no ocurre en un vacío político ni ético. La reducción de empleos no es un efecto colateral inevitable, sino la consecuencia de decisiones empresariales concretas que priorizan la eficiencia y la rentabilidad por encima de la dignidad laboral. Se instala así una narrativa tecnocrática que naturaliza la idea de que “el futuro pertenece a las máquinas”, cuando en realidad se trata de un reparto desigual de poder y de recursos. Como advierte Éric Sadin, la inteligencia artificial no sólo reorganiza el trabajo, sino que redefine el lugar del ser humano en el mundo: lo relega a un rol secundario, subordinado a la lógica algorítmica. Y ese es el verdadero desafío del siglo: decidir si aceptamos que nuestra vida social se organice bajo criterios de cálculo, o si recuperamos la centralidad de lo humano como principio rector de toda innovación.

@cm_ramoslinares