El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal
FIFA designó a México como sede del mundial de 1986 en lugar del país original, Colombia, el 20 de mayo de 1983, a partir de ahí se trabajó para lograr una buena actuación que hasta la fecha se mantiene como la mejor en un mundial, la única vez que ganó un partido de eliminación directa (2-0 a Bulgaria en los octavos de final con el golazo de Manolo Negrete en el Azteca) y llevó hasta los penales a la poderosa Alemania, que a la postre llegó a la final para perderla ante la Argentina de Maradona. Hubo muchos méritos de Bora Milutinovic y de sus futbolistas, pero a veces se pierde de vista que el técnico serbio recibió todo el apoyo del futbol mexicano, a tal grado que trabajaba con los jugadores convocados de lunes a miércoles y luego los devolvía a sus respectivos equipos para disputar la jornada de fin de semana.
Además, se jugaron muchos partidos ante selecciones de cada una de las confederaciones, tal vez faltó Australia o Nueva Zelanda de Oceanía, pero se perdió el miedo a viajar y se jugó en Europa, Asia, África y Sudamérica, se organizaron torneos en estadios mexicanos y también se fue a Estados Unidos. Ese es un verdadero apoyo que pagó sus dividendos con la mejor actuación en la historia de los mundiales para México, pero por desgracia la moraleja no se aprendió y ahora los dueños se llenan la boca hablando del apoyo a la selección nacional cuando en realidad sólo velan por sus intereses lo que ha generado la molestia de Javier Aguirre ya que ni siquiera se logró enviar a un grupo de jugadores con posibilidades reales de jugar el mundial de 2026 para enfrentar a los clubes sudamericanos Inter de Porto Alegre y el River Plate argentino.
La molestia del “Vasco” está justificada con el valor de hacerla pública, sin embargo, los dueños están tan enviciados de escuchar el ruido de las monedas que genera la selección nacional que ya no escuchan las palabras del técnico, como antes no escucharon las llamadas de atención de una mala participación en Copa América, o la eliminación en la fase de grupos de Qatar 2022, la primera en esta instancia desde Argentina 78. El último mundial acabó el 30 de noviembre de 2022 para el cuadro tricolor y desde entonces los directivos y los dueños han perdido el tiempo con promesas de cambio, ideas que no cuajan, procesos rotos de Diego Cocca y Jaime Lozano como estrategas del conjunto tricolor y el regreso del “hijo pródigo” tras otro buen trabajo en la liga española con el modesto Mallorca.
Ideas han ido y venido, una liga expansión ampliada para los equipos filiales sub 23 para un mayor desarrollo de los jóvenes que afortunadamente no fructificó, el regreso de la tabla de menores con la obligación para los clubes de sumar mil minutos por torneo, pero las decisiones que verdaderamente cambiarán al futbol mexicano se siguen guardando en el cajón de los imposibles y sólo se sacan a la luz como una promesa que nunca llega: El fin de la multipropiedad, la eliminación del repechaje, el regreso del ascenso y del descenso para evitar que varios equipos de la Liga Mx deambulen durante los torneos, pero los dueños de mayor peso siguen cuidando su inversión y dando largas a los ilusos, a tal grado que el ascenso y el descenso ya está a la par de aquella historia que hablaba de la llegada de un lobo a una población, aunque nunca se daba.
El futbol mexicano es demagogia pura: Habla de apoyar a la selección y los clubes niegan a sus jugadores, dicen que importa la selección, pero la calendarización (por cierto, mal hecha) privilegia a la Liga Mx para retomar los “viernes botaneros” y los fines de semana futboleros en doña tele de forma inmediata al inicio de año, los directivos hablan una y otra vez de la “experiencia del aficionado” en los estadios, pero los horarios de los partidos son muy difíciles para esas personas ya que son para la tele, hablan de un futbol familiar, pero los que más privilegios tienen son los barristas que entran sin revisiones, que siguen acudiendo a los juegos como visitante cuando se había dicho que no lo podían hacer; de la misma manera se centran tanto en esa “experiencia del aficionado” que se olvidan de lo más importante: La calidad de los equipos, de los partidos y por lo tanto del espectáculo que se ofrece a esos aficionados.
Hace casi cuarenta años la historia fue distinta, se apostó por un técnico que ya había dejado su sello en los Pumas; Bora Milutinovic, miembro de una familia de distinguidos futbolistas del Partizán de Belgrado (sus hermanos Milos y Miloroad fueron auténticas figuras de ese club), había desarrollado su carrera en el mismo Partizán, el OFC y luego había emigrado al futbol suizo y francés, llegó a México en 1972 donde fue una pieza clave en el desarrollo del equipo de la Universidad Nacional, su capacidad y dinámica ayudaron a los Pumas a ganar la Copa México de la 74-75 y el campeón de campeones, se retiró en 1976. Un año más tarde del primer título de liga de los universitarios en la 76-77 bajo el mando de Jorge Marik, tomó la dirección técnica logrando los subcampeonatos de las temporadas 77-78, contra Tigres, y 78-79 ante Cruz Azul, una campaña donde impusieron una marca de veintiocho partidos consecutivos anotando gol. Fue hasta la 80-81 cuando logró el campeonato derrotando a la Máquina Celeste y ligó triunfos en CONCACAF y la Copa Interamericana, bajo su mando actuaron figuras como Hugo Sánchez, Juan Muñante, Cabinho, Manolo Negrete y Ricardo Ferreti, entre otros.
Cuando México recibió la sede del mundial, la Federación no dudó en nombrarlo técnico nacional ya que el “Tri” venía de fracasar al no clasificar al mundial de España 82 en el Premundial de Honduras con la dirección técnica de Raúl Cárdenas. Bora armó su equipo de trabajo con muchos de los hombres que había trabajado en Universidad como Miguel Mejía Barón y el Dr. Octavio Rivas innovando en la psicología deportiva, pero el serbio pidió más: Facilidades para trabajar con los jugadores al menos tres días a la semana, giras para que los jugadores mexicanos se acostumbraran a distintos entornos, partidos ante rivales de todo tipo y de la mayoría de las confederaciones. Desde que México recibió la sede jugó contra El Salvador (5-0), Suecia (2-0) y Canadá 5-0 para cerrar 1983. Al siguiente inició con triunfo de 3-0 contra Venezuela, pero en febrero viajó a Europa para enfrentar a la campeona del mundo en Italia, fue un juego traumático porque la azurra se impuso 5-0 ante la reputada defensa del América, lo que significó varias decisiones que no tuvo miedo de tomar, ese 1984, la selección afrontó diecisiete partidos, la mayoría fuera de la comodidad de territorio nacional y Estados Unidos, se midió a Irlanda, la República Democrática alemana, Finlandia, la Unión Soviética (con la que perdió 0-3), Suecia, Hungría que tenía un grupo de jugadores que generó mucha esperanza de cara a México 86, Argentina, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, nuevamente Argentina, Chile, Uruguay, Trinidad y Tobago y Ecuador.
En 1985 fueron veintiún partidos ante selecciones, incluso se organizó un torneo en junio en la Ciudad de México al que acudieron selecciones europeas de gran reputación como Italia, Inglaterra y Alemania, se jugó en Oriente Medio y el norte de África, se inauguró el estadio “La Corregidora” de Querétaro el 5 de febrero con una goleada de 5-0 sobre Polonia que venía de ser tercera en España 82, donde el primer gol del partido y por lo tanto en ese inmueble fue un golazo de tiro libre de Tomás Boy (qepd), en ese escenario también se enfrentó a Suiza (derrota de 1-2), más tarde se jugó con Finlandia, Italia, Inglaterra y Alemania en ese torneo de junio donde se sumaron triunfos frente a ingleses y alemanes, con un empate frente a Italia, luego se jugó contra Chile en el partido donde Carlos Poblete fue expulsado en Estados Unidos y donde llamó la atención del Puebla; Bulgaria, dos veces consecutivas Perú, para viajar a África y Medio Oriente donde se perdió con Libia, se ganó a Yemen del Norte, se sumó un empate contra Jordania, derrota contra Egipto y empate con Kuwait. En la recta final del año se empató dos veces con Argentina, la segunda en Puebla en el marco de la inauguración de las rampas, con un 1-1 en el que anotaron Javier Aguirre por los mexicanos y Oscar Ruggeri por la albiceleste. También se sumaron dos triunfos contra Corea del Sur, uno contra Argelia y uno ante Hungría.
Todavía antes del mundial se sumaron cinco juegos de preparación contra selecciones: Derrota por 2-1 frente a la Alemania Democrática, victorias contra la URSS, Uruguay y Canadá antes de cerrar la preparación con un descalabro de 3-0 frente a Inglaterra. México llegó al mundial con un bagaje de veintinueve partidos contra selecciones nacionales, a lo que se debe sumar otros juegos ante clubes, pero lo más importante fue que cada semana Bora pudo entrenar tres días con los jugadores que convocaba, ellos llegaban al Centro de Capacitación el domingo por la noche y ahí trabajaban con Bora, al finalizar el entrenamiento del miércoles regresaban a sus clubes, reportaban el jueves y jugaban el fin de semana, de acuerdo a lo que ha comentado Paúl Moreno quien era habitual en los llamados por su nivel con el Puebla de la Franja.
Los dueños de los clubes se cuadraron ante la Federación y apoyaron sin miramientos a la selección a tal grado que el ciclo 85-86 tuvo dos torneos cortos, el PRODE 85 en el que se coronó el América para su tricampeonato y el México 86 donde Monterrey consiguió su primer título, mientras que el Puebla fue semifinalista en el primero y se quedó en cuartos de final del segundo. Todo esto se tradujo en una selección que ganó dos partidos en la fase de grupos y empató el otro, que logró el sonado triunfo en octavos de final contra Bulgaria y que se quedó muy cerca de eliminar a Alemania en Monterrey, pero los penales dictaron otra historia; para trascender hay que hacer sacrificios, algo que entendieron directivos y jugadores bajo el liderazgo de Bora Milutinovic.
Hoy se quiere trascender de dientes para fuera porque en realidad lo único que les importa a la mayoría de dueños del futbol mexicano es mantener el negocio, la selección es un bien que les ha dado muchas ganancias, pero ya con la clasificación al mundial asegurada el negocio no corre peligro. En 2010, Javier Aguirre regresó a la dirección técnica tricolor por un favor de tipo político y la historia acabó en aquella triste imagen contra Argentina, tras sus palabras en la previa del juego contra el Inter de Porto Alegre, se desprende que se quedó en su tercera etapa como otro favor y porque no le aceptaron la renuncia tras la marcha de Juan Carlos Rodríguez, pero el “Vasco” no está cómodo ante la demagogia y la apuesta total por el dinero con la que hoy se maneja el futbol mexicano, muy distinto a la manera en la que se entendió la oportunidad de ser sede en México 86. Los deseos de trascender han cambiado por el negocio.