La agenda de EEUU y la de Hollywood

La agenda de EEUU y la de Hollywood
Jesús Olmos
Máscaras

Máscaras escribe Jesús Olmos

Toda una generación de fieles amantes del cine creció en todo el mundo con dos ideas fundamentales: el enemigo del mundo es el comunismo y su mayor representante era Rusia.

Estas ideas, alimentadas desde las películas, se incrustaron en el intelecto de millones de personas, que no cuestionaron los argumentos que se presentaban en las películas hollywoodenses, porque se trataba solo de un entretenimiento.

Sin embargo, al paso de los años, se ha ido descubriendo poco a poco, por esa misma industria mecanizada que genera millones y millones de dólares la año, si ha sido un distractor a las preocupaciones del mundo, pero también una máquina bien aceitada de propaganda.

El cine norteamericano ha vendido toda la vida la historia de los héroes que sin importar sus prpias vidas, lo dan todo en defensa de la libertad. Esa libertad, revestida en franjas rojas y blancas y estrellas en un fondo azul, ha sido el ideal escaparate para solapar todo tipo de invasiones al mundo.

Guerras, conflictos, ataques mecanizados, golpes de Estado, cientos de crímenes atroces, desestabilizaciones regionales y hasta ahogamientos con bloqueos económicos, han sido justificados, anticipados o solapados por el mundo tras una historia de alto presupuesto en pantalla.

A la par de las palomitas, los dulces, los nachos, refrescos y otros alientos, el público consume una ideología, la que el productor quiere y la que el estado detrás de él quiere respaldar.

No es raro, la ausencia en las grandes salas de muchas de las más grandes obras que han sido creadas fuera del escudo protector de Hollywood. México ha perdido mucho su contacto con cines como el francés, el alemán, el ruso o el chino, por mencionar algunos.

Uno de los puntos cumbre de esta historia fue el estreno de la película Rocky IV en 1985, justo un lustro antes de la caída del Muro de Berlín que supuso el fin de la guerra fría.

En esa película, la más taquillera de la saga de Rocky Balboa, retrata la colosal confrontación histórica en el momento de mayor desarrollo tecnológico de la civilización.

Con la actuación de Sylvester Stallone, debe enfrentarse a la nueva revelación de la Unión Soviética, Iván Drago interpretado por Dolph Lundgren, quien mata durante una pelea a Apollo Creed anteriormente enemigo de Rocky, lo que lo hace viajar a Rusia en busca de revancha, que termina ganando. Otros ejemplos serían Rambo en Vietnam, Arnold Schwarzenegger y su “Daño Colateral” en la selva Colombiana o recientemente Ben Affleck con su lucha contra la trata de personas y niños migrantes en la frontera de los Estados Unidos con México, retratada en “el Contador 2”.

No debe ser visto como una casualidad, que justo en el inicio de la segunda administración de Donald Trump, cuando ha anunciado durante años su más virulenta apuesta contra la migración a su país y en medio de una crisis de seguridad que viven México y Estados Unidos, se decida que este tema se toque en una cinta de tal presupuesto.

Como decía al inicio, el cine ha sido al mismo tiempo un distractor, pero también sería muy ingenuo pensar que en el tablero político-económico-social, de los vecinos del norte, no esté la propaganda anti mexicana, colocándose en el cerebro de una nueva generación de estadunidenses que en unos años querrán sacar a los “tratantes venidos de México” de su país y sus tierras.

@Olmosarcos_