Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
Desde su muy cómoda posición anodina y mediocre, el diputado del Movimiento de Regeneración Nacional, Julio Huerta Gómez, debe festinar que su protegido Manuel Carmona Sosa haya podido colocar en la revista Proceso el “golpe” a la administración estatal bajo la coartada de la integración de un gabinete con un conjunto de servidores sin los suficientes méritos académicos o en el servicio público.
Carmona es un caso que se cuece aparte. Fue abogado litigante y busca chambas, en la gestión gubernamental de Miguel Barbosa se coló como director del Registro Civil de donde fue echado por supuestos actos de corrupción y por el trato despótico que dispensó a trabajadoras de esa esfera gubernamental.
Existe el testimonio de una trabajadora que elevó en 2020 a queja la miseria con la que fue acosada tras haber perdido a su padre, enfermo de Covid 19. No obstante haber acreditado la pérdida de su familiar, fue orillada trabajar en otra oficina y luego despedida sin la liquidación. Su osadía fue firmar un oficio en la que relataba la pena de encontrar una respuesta insensible frente a la pérdida y el duelo posterior.
Desde las oficinas del Registro Civil de Puebla, en tiempos oficiales, fue un promotor feliz de las aspiraciones de su jefe, Julio Huerta, cuando un conjunto de perfiles buscaron la coordinación para la defensa de la 4T en Puebla, la plataforma ideada en Morena para construir candidaturas en el estado y otras entidades en el país.
La aventura no podría tener final feliz pues el aspirante a esa posición no había podido ganar siquiera con la marca Morena una diputación local por el distrito 26 en 2018, con Andrés Manuel López Obrador en la boleta, pues fue vencido por el priista Adolfo Alatriste Cantú.
No obstante, el fracaso, fue director de Gobierno con su primo el mandatario y luego titular de Gobernación, como premio a la lisonja que dispensó a Sergio Salomón Céspedes Peregrina que también le encontró acomodo en el equipo de campaña de Claudia Sheinbaum, pero no dio para más.
Este fin de semana la revista Proceso publicó en su sitio web la presunta existencia de un “estudio” de una organización fantasmal cuyo nombre es el de Poblanos Unidos por la Profesionalización del Servicio Público que dirige un personero de Carmona Sosa, Alejandro Ruiz Cabrera en el que se acusa al equipo gubernamental de ser “chiquito”.
La sola presunción de la existencia de un “estudio” sobre un equipo que adolece de prendas académicas según la visión de esa AC, no hace sin convertirse en una audaz apuesta política por los vínculos evidentes y comprobables con un receloso jefe político como es Huerta Gómez de quien nadie informó de sus méritos académicos para haber escalado hasta la titularidad de Gobernación, aspirante a la gubernatura y flamante “coordinador” del proyecto de la presidenta Claudia Sheinbaum.
También confirma que los feroces integrantes de esa entelequia, Poblanos Unidos por la Profesionalización del Servicio Público, Carmona Sosa y Ruiz Cabrera, ven la paja en ojo ajeno sin advertir la viga en el propio.
Haber apostado por un proyecto político fallido como el de Julio Huerta por el solo alegato de llevar la sangre de Barbosa Huerta para validar pretensiones fue producto de una impulso y una calentura sin el rigor analítico que ahora dicen poseer.
@FerMaldonadoMX