Mario Marín, el taquillero

Mario Marín, el taquillero
Fernando Maldonado
Parabólica Mario Marín

Parabólica.MX escribe Fernando Maldonado

Sólo a través de la propagación de una imagen sabemos que un evento sucedió, aún y que no son presenciados en primera persona. Simple y llanamente sucedieron y en consecuencia existen. La proyección de una fotografía con todo y protagonistas a través de los medios de exposición conceden cartas de naturalización en el imaginario.

Eso fue lo que ocurrió con la imagen capturada por un teléfono móvil y difundida a través de redes sociales en la que se ve con toda claridad al ex gobernador Mario Marín Torres, los periodistas Carlos Castillo, Gerardo Pérez y el empresario restaurantero y ex funcionario Arturo Hernández Davy y el empresario introductor de marisco en gran escala al mercado poblano, Ignacio Roldán.

La fotografía en sí mismo revela un conjunto de símbolos en la esfera política. Acaso la de mayor relevancia que tanto incomoda a los portavoces de las virtudes públicas: Marín recibe visitas aún confinado como está, por una disposición judicial en su domicilio particular, aunque no haya mandato que lo impida.

Las buenas costumbres de los usuarios de redes sociales y el sector de la prensa que tiene un interés especial por un cobro de facturas del pasado se llamarían a escándalo saber del número de personas y la variedad de visitantes que alimentan la agenda del vituperado ex gobernador de Puebla.  

Otra señal que merece ser analizada con mayor detenimiento, la indiscreta filtración de una reunión en un ámbito privado con personajes públicos. No fue así y la verdad es bastante más sencilla de lo que parece, aunque resulta menos taquillera: la foto fue publicada en los estados de WhatsApp por uno de los personajes convidados con una leyenda que honraba la amistad añeja. De ahí fue tomada y lo demás ya fue viral.           

La sólida relación que Carlos Castillo tiene con los Marín-Enrique, el hermano menor del ex gobernador es su compadre- no es nueva, sino que data de décadas atrás y lo mismo ocurre con Hernández Davy, quien desde la época del priismo de los ’90 fue colaborador de quien ahora tiene prisión domiciliaria, como consecuencia de la medida cautelar debido al proceso que enfrenta por el presunto delito de tortura que se desvanece con el paso de los años.

Del círculo que rodeó al último gobernador priista que tuvo el estado de Puebla, tal vez sea Hernández Davy el que más ingresos tenga al domicilio particular que se ubica por el rumbo de Xilotzingo, desde que en agosto de 2024 se cambió la medida cautelar, según la determinación de la justicia federal. Otros en cambio, decidieron marcar distancia como dicta en no pocas veces la naturaleza humana. 

Desde que se impuso esa medida Marín Torres porta un brazalete en uno de los tobillos que lo mantiene en permanente monitoreo permanentemente y así asegurar que no haya una evasión en medio de este proceso judicial que parece llegar a la recta final.

De hecho, existen fuentes que aseguran, el uso de ese mecanismo de geolocalización impuesto por el poder judicial le impide incluso la práctica de fútbol en una pequeña cancha a un costado de su casa. El perímetro que se le permite lo restringe a la casa habitación y nada más.

Qué lejos está el Mario Marín de ahora de convocar a la “Puebla revolucionaria” como lo hizo en aquel mitin de febrero de 2006 en la junta auxiliar de La libertad cuando un grupo de informadores fueron agredidos por una turba enardecida por la polarización política de la época (https://www.jornada.com.mx/2006/02/19/index.php?section=politica&article=003n1pol) y sin embargo, aún es taquillero.

 

@FerMaldonadoMX