Parabolica.MX escribo Fernando Maldonado
Un día antes de la Navidad de 2024, un grupo de hombres armados ingresó al restaurante Vía Venetto de la colonia La Paz en Puebla para atracar a comensales y el establecimiento que tiene décadas de ofrecer platillos de la gastronomía italiana a propios y extraños.
La noche de Reyes Magos, otro local de comida como la taquearía Los Sentados en Prados Agua Azul vivió un evento idéntico a lo sucedido en la colonia La Paz. No hubo heridos y el monto de ambos asaltos forman parte de la secrecía propia de la indagatoria realizada por las autoridades ministeriales.
Ambos eventos, desafortunados para los propietarios de los establecimientos y para sus comensales, han sido utilizados para fustigar al presidente municipal de la capital Pepe Chedraui y hacer escarnio del slogan de la gestión municipal La Capital Imparable.
La campaña en medios y redes ha dejado de lado un ángulo que tal vez debiera tener un peso específico y, acaso, una mejor consideración: los empresarios propietarios de los establecimientos atracados son emprendedores que han construido nombre y prestigio a base de esfuerzo, dedicación y coraje.
Anímicamente resulta complejo superar un trance que incluye armas y violencia como parte de la cotidianidad de una ciudad de las dimensiones de la capital de Puebla en la que todos los días se tejen cientos de historias.
No estaría de sobra que los feroces críticos del gobierno en turno incluyeran, junto al resto de los generadores de contenidos, campañas legítimas para contribuir a no dejar sillas vacías, que los comensales de locales lastimados por criminales, no titubeen para regresar a las mesas que han sido de su predilección.
Oportunistas y cobardes, los asaltantes no regresan al mismo sitio, está probado. Hay muestras palpables de la forma de operar del grupo dedicado a los atracos de locales que sugiere, años de operar en la capital, mucho antes de la llegada al gobierno de la ciudad de Chedraui Budib.
Algunos de los ejemplos están en las paginas de nota roja de los diarios. En un sábado de marzo de 2015 un restaurante de la colonia Villa Encantada estaba repleto a la hora del desayuno cuando cuatro hombres armados ingresó para amagar a las familias.
Uno de ellos apuntó su arma a una mujer de la tercera edad y le soltó “cállate pendeja”, le despojó de su teléfono celular, cadenas, dijes y artes y el poco efectivo que tenía. El insulto, prepotente, se dio cuando la mujer preguntó el porqué de la conducta delictiva, no hubo heridos pero si miedo colectivo.
Días después ocurrió a dos locales que se dedican igual a la venta de comida: paradójicamente la taquería Los Parados que luego cerró por largo tiempo, en donde ahora opera Los Sentados, que ahora comparten destino incierto y la Pozolería Matamoros, sobre Circuito Interior, pero luego ocurrió con la sucursal de 16 de Septiembre, por el rumbo de Bugambilias.
No era Pepe Chedradui el edil en esa época y Morena ni pintaba para ser gobierno. Los eventos narrados no salieron de las páginas de nota roja en los diarios y, si acaso, hubo menciones aisladas en las incipientes redes sociales.
De la ola de robos no hubo un solo detenido y eso que en esos años estaba al frente de las instituciones una clase política que llenó discursos y espacios con un “abre los ojo, lo mejor está por venir”, pero las miradas escrutadoras prefirieron voltear en otra dirección.
@FerMaldonadoMX