En Morena el nepotismo los exhibe

En Morena el nepotismo los exhibe
Fernando Maldonado
Parabólica Nepotismo Nacho Mier

Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado 

Si la ley que impide la herencia de responsabilidades llamada antinepotismo estuviese vigente, varios de los integrantes de las cúpulas de la 4T en Puebla se habrían tenido que morder las uñas para contener la frustración personal por el impedimento previsto en la ley para buscar un nuevo hueso.

El aserto tiene mayor vigencia en medio de un contexto de discusión cada vez menos disimulada entre la clase gobernante que llegó amparado por el Movimiento de Regeneración Nacional, convertido en agencia de colocaciones para tránsfugas e impresentables de otros partidos políticos y su mácula bochornosa.

El silencio entre miembros de la clase política también dice cosas y el de Ignacio Mier Velasco, el vicecoordinador en el Senado de la República que durante todo el mes de febrero decidió patear el bote para evitar fijar una posición respecto del debate sobre a ley contra el nepotismo, ilustra esa misma condición.

A diferencia de Adán Augusto López Hernández, su padrino y socio que, junto a la dinastía de los Monreal y Félix Salgado, empeñado en suceder en el gobierno de Guerrero a su hija Evelyn Salgado, que hacen abiertamente las contras a la presidenta de México, Mier Velazco ha optado por el silencio.

No es gratuito que haya cerrado la boca para evitar comprometerse en un debate que merece la mayor difusión pues de ello depende la viabilidad de un movimiento político cuyo origen era terminar justamente con los cacicazgos que nacieron en los gobiernos bajo las siglas del PAN y PRI.

Mier Velazco es uno de los cuadros de Morena que más beneficio ha obtenido para su parentela. Aunque las figuras más visibles son el diputado federal, Ignacio Mier Bañuelos que antes fue edil de Tecamachalco y la hija del patriarca, Daniela, en el mapa aparecen otros parientes incrustados en el gobierno federal.

No es el más escandaloso, pero si el de mayor notoriedad porque se trata de quien quiso ser gobernador de Puebla, para lo que dispuso de recursos casi incuantificables. En la misma lógica están los Rivera, un árbol genealógico que encontró en la 4T una forma de subsistencia económica y política.      

La cabeza visible es Claudia Rivera Vivanco que tras perder la reelección como edil en la capital forzó en la negociación hasta alcanzar una candidatura a una diputación federal por un distrito en el que no podía perder, lejos de los negativos que dejó tras dejar la capital: Tepeaca.

Pero de paso colocó a hermanas, hermano y hasta a la novia en la sala de regidores, sin obviar la diputación de Roberto Zatarain o la madre de esta, que hasta enero pasado presidió la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido en el gobierno, que muy bien invoca el clásico de la picaresca: vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.        

“A todos aquellos de quienes son familiares de quien ahora está en un cargo de elección popular, no es un asunto de ambición personal, nosotros somos parte de un movimiento de transformación. No puede ser que la ambición personal esté por encima de la transformación, eso nunca porque entonces se vuelve un asunto individual (…) estamos aquí para servir al pueblo y para transformar el país”, dijo en la mañanera Claudia Sheinbaum. Como anillo al dedo, dijo una vez Andrés Manuel López Obrador.

@FerMaldonadoMX

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