Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
Una noche de 2017, cuando Juan de Dios Núñez Barojas tenía 23 años cumplidos se puso en contacto por teléfono con su madre, María Luisa Núñez para informarle que iba de regreso a casa. Era alrededor de las 21:00 horas, pero eso no sucedió y en cambio, debió pasar un lustro hasta su hallazgo, en una fosa del Triángulo rojo en Puebla.
Juan de Dios fue levantado junto a dos de sus amigos, Abraham y Vicente Basurto Linares, por un grupo de delincuencia organizada que operaba en la región. Había salido de casa en la comunidad de Tehuitzo rumbo a Tecamachalco y a su retorno encontraron un retén a la altura de Cuacnopalan que les orilló a tomar una ruta alterna.
Nunca volvieron a reunirse con sus familias, entre quienes se encuentra María Luisa Núñez, fundadora del colectivo La Voz de los Desaparecidos en Puebla. En 2017 el gobierno de Puebla estaba en manos del panismo de Rafael Moreno Valle que había dado rienda suelta a una turba de delincuentes, el robo de combustible era una lucrativa actividad que ofrecía dinero para todos los involucrados.
Era el último año del gobierno del priista Enrique Peña Nieto a quien ya le había estallado en las manos la crisis de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en Guerrero, en septiembre de 2014.
La estampa de horror de ese pasado dejó luto, dolor y coraje entre familiares de los desaparecidos, pero también un agravio profundo entre la sociedad ante una atrocidad que se recrudeció bajo el mandato de Felipe Calderón Hinojosa, periodo en el Javier Francisco Arredondo y Jorge Antonio Mercado, estudiantes del del Tec de Monterrey en aquella ciudad del norte del país, fueron masacrados por militares del Ejército Mexicano y a quienes les impondrían una pena de 90 años de cárcel.
En ninguno de esos eventos que marcaron la historia del país en los dos periodos de gobierno bajo Acción Nacional y luego con el Revolucionario Institucional se vio por ningún lugar a Javier Lozano Alarcón, un petulante personaje que volvió a la escena por la puerta de atrás al inicio de esta semana cuando fue definido en reiteradas ocasiones por el papel oportunista y carroñero.
El poblano es un estúpido, dijo con todas sus letras en Grupo Fórmula Alfredo López Casanova del colectivo Huellas de la Memoria luego de que este integrante de la oposición apareció en una actividad de fin de semana para honrar la memoria de los desaparecidos, particularmente tras el hallazgo de un centro de adiestramiento en Teuchitlán, atribuído al Cártel Jalisco Nueva Generación.
“Reprobamos la presencia en el Zócalo de Javier Lozano, nosotros como familiares, como acompañantes y la familia pidieron que no estuvieran los partidos políticos (…) cometió la estupidez de estar en el Zócalo Javier Lozano y tratar de montarse en el dolor de la gente y pedimos que no se presentaran ahí”.
No solo el “activista” Lozano Alarcón en tiempos de 4T fue un servil colaborador de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y de Rafael Moreno Valle, sino un benefactor directo de un probado delincuente como el Cachetes de quien recibió en 2012 una camioneta Cadilac Escalade, que a precio de mercado en a actualidad es de 2 millones 600 mil pesos.
El estúpido Lozano Alarcón (dixit Alfredo López Casanova), ha sido definido con precisión por la presidenta Claudia Sheinbaum: es un carroñero (como las aves que se alimentan de desechos) e hipócrita.
@FerMaldonadoMX