Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
El viernes de la semana pasada un grupo de presuntos habitantes de San Pedro Cholula protagonizó una virulenta manifestación en la Plaza de la Concordia que fue disuelta luego de una mesa de diálogo que encabezó la presidenta de esa demarcación, Tonantzin Fernández.
Fue un áspero encuentro en palacio municipal por razones diversas que arroja múltiples lecturas. La primera y mas apremiante, la infiltración entre los manifestantes de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre, cuyo centro de operaciones se encuentra en el otro extremo de la zona metropolitana, en el Mercado Hidalgo de la capital del estado.
La presencia de una agrupación que se ha mantenido en la escena gracias la combatividad que ha demostrado el eternizado líder, Rubén Sarabia “Simitrio” tiene un efecto adverso a la legítima inquietud de los habitante de Cholula como es la oposición a la construcción de un centro de tratamiento de desechos sólidos, proyectado por el gobierno estatal en coordinación con el federal.
El proyecto que ha sido una bomba de tiempo desde los tiempos en que gobernó San Pedro Cholula el ex convergente José Juan Espinosa, en el trienio entre 2014 y 2018 ya ha trascendido los gobiernos municipales de Luis Alberto Arriaga, Paola Angón y promete extenderse en el de Tonantzin Fernández.
Nueve años y según los cálculos de los conocedores de la larga trama que podría derivar en una crisis social, podría superar la primera década por una conjunción de factores que van desde los intereses creados en la zona, el celo político y el protagonismo de algunos de sus actores, a los que hay que añadir el papel que ha jugado la ex candidata del PAN-PRI-PRD, Roxana Luna Porquillo.
La sola aparición de habitantes de municipios aledaños, ajenos a los intereses legítimos de Cholula permite ver el manoseo que ese añejo expediente ha padecido a lo largo de todo ese tiempo en un territorio particularmente complejo como es ese municipio que ahora es gobernado por el Movimiento de Regeneración Nacional.
La estrategia de pacificación para desactivar el bloqueo que por horas padecieron los habitantes del primer cuadro de ese pueblo mágico requirió oficio y cálculo que dieron como resultado la desactivación del conflicto, no obstante la virulencia de los mensajes de los protestantes que incluyeron a la edil cholulteca y al gobernador Alejandro Armenta.
El equipo de Tonantzin Fernández ofreció instalar una mesa de la diálogo en la presidencia municipal que por poco se sale de control debido a que en lugar de 10 personas, terminaron por colarse más de 25 de los cabecillas que orquestaron la repulsa.
Desde que se instalaron en bloqueo se tomó una decisión que despejó la posibilidad de la confrontación. El escenario de un choque entre fuerzas del orden y manifestantes ha sido recurrente y permanece en el recuerdo de los habitantes del lugar.
Sucedió con el priista Alejandro Oaxaca, con el convergente Espinosa Torres y hasta con la panista Paola Angón y los orígenes descansan en la cosmogonía de un pueblo que ha combatido violentamente a invasores y quienes han atentado contra los intereses del pueblo cholulteca.
La del vienes previo fue la excepción debido a que en buena hora se decidió retirar a todos los uniformados. No hubo lugar para la provocación y por ahora, el escenario de riesgo quedó sosegado. La edil de San Pedro aguantó reclamos y ofreció gestiones. Sacó la tarea Tonantzin Fernández, pero el último capítulo está lejos de escribirse.
@FerMaldonadoMX