Parabólica.Mx escribe Fernando Maldonado
El proceso electoral extraordinario que vivió Puebla este domingo y del que aún existen claros estertores, estuvo a punto de desbordar por factores externos de los que los órganos de inteligencia en el Gobierno federal y el estado dieron cuenta.
Fue en la madrugada del domingo 23 de marzo llegaron al Consejo General del Instituto Nacional Electoral en la Ciudad de México recomendaciones de parte de la Secretaría de Marina Armada de México y de la Defensa Nacional para suspender el proceso electoral extraordinario en el municipio serrano de Chignahuapan.
No solo eso, en Puebla se dio conocer un oficio en el que la Secretaría de Gobernación que encabeza Samuel Aguilar Pala hizo lo propio en el Consejo Local del INE, pues en su análisis, no existían condiciones de seguridad para efectuar el proceso comicial reparatorio de los comicios efectuados en junio del año pasada y cuyo resultado fue anulado por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Se trató de un escenario inédito en el desarrollo de procesos análogos en México pues no existe registro público de una advertencia de la seriedad a la que asistimos este domingo en el que dos secretarías de Estado y la propio Segob estatal hayan tenido frente así, en un municipio relativamente pequeño en dimensión territorial y densidad geográfica.
De acuerdo con integrantes del Consejo Local que habían participado en la mesa de coordinación del miércoles previo a la jornada dominical, no existían focos rojos en ninguna de las cuatro elecciones extraordinarias en Ayotoxco de Guerrero, Venustiano Carranza, Xiutetelco y Chignahuapan.
En una entrevista que el consejero del Instituto Electoral del Estado, Arturo Baltazar Trujano, concedió al programa #ElAlmuerzo el jueves 21, ratificó ese escenario: no existía ninguna razón para perder el sueño ante la proximidad de la elección que tendría lugar 72 horas después en esos cuatro municipios.
Unas horas después, ya de madrugada vino el atentado para incendiar el consejo local en el municipio de Chignahuapan con el uso de bombas molotov y la renuncia de su presidente, Edwing Téllez Domínguez. En el fondo de todo esto, la sombra ominosa de Juan Lira Maldonado “El Moco” había sido erigida.
Se trata de un personaje siniestro y multicitado en medios locales como probable responsable de múltiples delitos, entre ellos el del huachicol, en Puebla y también en Hidalgo que encontró cobijo como candidato a edil en el partido de Pedro Haces, Fuerza X México a través del cual llegó a ser edil por siete días, hasta que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó el fallo del Tribunal Electoral del Estado que ya había declarado la invalidez del proceso.
La escena previa fue diametralmente diferente a la dinámica que cada partido y candidato en la contienda desplegaron en los cuatro municipios que fueron a las urnas.
El riesgo de estallido de violencia habría sido una pésima señal no solo para los organizadores, el Instituto Nacional Electoral y su similar en el estado, sino para todos los responsables de garantizar la seguridad para todas y todos los poblanos. El reparto de culpas habría sido una mala estrategia de deslinde y eso debe quedar claro.
@FerMaldonadoMX