Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
La periodista Lourdes Mendoza publicó una columna en el diario El Financiero un texto en la que se retrata fielmente la filosofía política del conservadurismo poblano, despojado de los privilegios que tuvo de manera velada con el priismo en el poder y sin tapujos, con Acción Nacional en el gobierno del estado y sus principales municipios.
Combativa como es, expuso de manera frontal los errores y excesos de un partido político con el claramente no coincide en teoría y praxis, cosa distinta sucede con el panismo poblano. Se entiende en un contexto de discrepancia pública como lo establece un saludable sistema democrático.
Solo que el texto de la columnista adolece del conocimiento de los excesos en los que también incurrió el panismo poblano con un priista embozado como Rafael Moreno Valle y su proyecto transexenal que tuvo como instrumento a su esposa, Martha Erika Alonso Hidalgo, ambos fallecidos el 24 de diciembre de 2018.
La columnista tiene ligas obvias y públicas con Mario Riestra Piña, el flamante recién electo dirigente estatal del panismo, ex candidato a la capital poblana derrotado por Morena; y con Javier Lozano Alarcón, el panista-priista que respira rencor y exhala hiel ante el desastre electoral que resultó para la oposición luego de la elección de junio pasado.
Riestra Piña asumió apenas la dirigencia de su partido, no ha terminado de poner orden en ese instituto en el que la presencia de su adversario político, Eduardo Rivera es aún omnipresente, para bien y para mal.
Temprano, la pieza periodística abre un nuevo frente porque será tomado como una afrenta innecesaria con un grupo político con el que no todos están dispuestos a medirse, sobre todo porque ahora tiene el manejo de todo el aparato y también las instituciones.
No es nuevo que un grupo en el poder recurra a métodos de escrutinio o amago como sucedió con el panismo de Rafael Moreno Valle. Algo de lo mucho que desconoce que el “chilangocentrismo” fue que detrás del ímpetu modernizador del difunto Moreno Valle hubo corrupción en exceso, se consintió el robo de combustibles y se persiguió a la prensa crítica.
Evidencias de esos expedientes abundan: Lozano sonriente recibiendo en regalo una camioneta de lujo de manos de un líder huachicolero; Facundo Rosas, el mando policiaco cesado luego de que sus mandos fueron sorprendidos echándole una manita a grupo criminales; elaboración de expedientes judiciales en contra de columnistas y empresarios de medios, así como un largo etcétera.
Nada tan detestable como un mandatario que protestó el cargo con la mira puesta en la candidatura a la presidencia por Acción Nacional que terminó por ganarle Ricardo Anaya. ¿O ya se nos olvidó que el gobernador dedicó casi dos años a recorrer el país para promoverse al amparo de un librito mediocre e insulso plagado de fotografías de si mismo como coartada para colocarse como opción para el panismo?
Puede o no gustar la existencia de un mecanismo de revisión desde el poder respecto de lo publicado por los medios de información en Puebla y en el país, pero la existencia de textos como el de Lourdes Mendoza con una evidente tendencia política, sin el contexto amplio que requiere rigor y dedicación, legitiman instrumentos tan discutibles como el “Detector de mentiras”.
En la antesala de la celebración de elecciones en juntas auxiliares en las que los partidos políticos teóricamente están impedidos y las extraordinarias en cuatro municipios, el golpe del que debió acusar el equipo del Gobierno del estado, parece innecesario.
Demasiado temprano para guerras políticas en Puebla, aunque siempre habrá alguien que tenga otros datos.
@FerMaldonadoMX
