Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
En medio de la profunda crisis que vive el país de Colombia tras el atentado que tiene al borde de la muerte al precandidato opositor al régimen de Gustavo Pedro, Miguel Uribe Turbay ocurrido este fin de semana, está prevista en Puebla la participación del ex presidente colombiano que consiguió en buena medida la pacificación de ese país sudamericano con el que México guarda enormes similitudes y simetrías, Juan Manuel Santos.
Valorar esa presencia es virtud del Smart City Congres Latam que llega a la celebración de su décima edición y que permanecerá por cinco años consecutivos en la capital. Santos fue ministro de Comercio Exterior con César Gaviria; de Hacienda con Andrés Pastrana; y de Defensa con Álvaro Uribe.
Como presidente de Colombia en dos periodos, de 2010 a 2014 y de 2014 a 2018 y caracterizó su mandato consecutivo por los acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que se concretó en 2016 y que le mereció obtener el premio Nobel de la Paz.
Observar en retrospectiva el papel del conferenciante en Puebla y el proceso pacificador de ese país y el que continua Gustavo Petro, el presidente que salió de otro movimiento subversivo como el M-19, que buscaba imponer sus ideales a través de las armas, es propicia a la luz de la nueva ola de violencia en Colombia.
Para el director del periódico El Tiempo de Bogotá, Ernesto Cortés la escena del joven de no mas de 15 años con un arma de un costo de unos 10 millones de pesos colombianos que al tipo de cambio en México serían unos 46 mil pesos, para disparar en la cabeza de Uribe Turbay es el resultado de la polarización y virulencia de los discursos de la clase política, principalmente de su presidente, dijo al autor de la columna en una charla sostenida en el noticiario Informe 96.
Las similitudes entre Colombia y México no solo tienen que ver con la presencia de una colonia importante de colombianos en nuestro país, la literatura y otras expresiones de las bellas artes, sino en los procesos de violencia política con al menos tres candidatos presidenciales ejecutados, como sucedió en 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana en donde cayó muerto Luis Donaldo Colosio, el candidato presidencial del partido dominante en esos años.
Cortés, el periodista colombiano, abrió una inquietante hipótesis que apunta a otro ángulo de la historia que terminó con el senador Uribe Turbay en estado de extrema gravedad y que repercutió en todo ese país: los atentados en el pasado tenían un claro remitente en los grupos de narcotraficantes que disputaban el control a las autoridades legalmente instituidas. Ahora no se sabe quién es el enemigo, dijo.
La lección colombiana tendría que dar lugar a una reflexión en nuestro país y en todo el ámbito público porque ningún gobierno, sociedad o fuerza política está exenta de vivir un episodio similar. Apostar por la sensatez y la prudencia en tiempos de división y disputa política debería ser una consigna permanente, antes de que la espiral de violencia nos arrebate el ánimo para una convivencia pacífica entre iguales.
En esta coyuntura la presencia del Nobel de la Paz colombiano en Puebla este martes debería ser de una obligada consulta para comenzar a construir nuestro futuro.
@FerMaldonadoMX