Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Cuando la poblana Yolanda del Monte Carmelo Ramírez ganó el Torneo de Roland Garros en Francia, el principal en el mundo sobre tierra batida (arcilla), hacia apenas tres años que las mujeres habían votado por primera vez en una elección en México, luego de la aprobación del voto femenino en 1953.
La referencia nos da la dimensión del mundo en que a la teziuteca Yola Ramírez le tocó vivir, competir y abrir brecha para las mujeres.
Por supuesto, jugó en ramas femenil y mixta, pero viajar al otro lado del mundo para dar la cara por su país en la disciplina del tenis tenía significados estratosféricos para la época y, especialmente, para las mujeres.
Revisar sus logros deportivos es también mirar con admiración la vida personal, la relevancia social y hasta política de Yola, junto con otras mujeres y, especialmente Rosie Reyes, con quien hizo dupla para ganar el título de dobles en el Campeonato de Francia de 1958.
Apenas el 1 de marzo, festejó su cumpleaños número 90, al lado de su familia y, entre otros seres muy queridos por ella, el escritor Enrique Delfín Espinosa, quien es su biógrafo y un hombre de mucha cercanía y cariño.
En sus redes sociales, Delfín dedicó unas palabras, junto con el anuncio de su fallecimiento:
“Hoy, después de una larga vida dedicada por completo al tenis, a su familia, a sus amigos y a todo aquel que necesitó que le tendiera una mano, nos dejó Yola Ramírez.
“Yola la Grande, como se le apodó en los años 50 y 60, durante el apogeo de su gloria. Ganadora de innumerables torneos, finalista dos veces en el singles y campeona en dobles y mixtos en Roland Garros, múltiple medallista de Juegos Centroamericanos y Panamericanos, ocho veces ganadora en el Nacional de Tenis... y muchos, muchos logros más.
“Mas de 60 años pasaron desde que fue considerada una de las mejores del mundo, y nunca pasó un mes sin dar una entrevista, ser mencionada en algún medio de comunicación, recibir un homenaje, ser citada en una estadística, ver cómo bautizaban una pista o espacio tenístico con su nombre.
“Más de seis décadas han transcurrido desde su retiro de las canchas y su legado sigue vigente, nunca igualado, de una grandeza tal que sigue causando incredulidad.
“Hoy termina su historia, pero no su leyenda. Esa empezó hace muchos años y no hará más que continuar”.
Y efectivamente, sus logros son muchos y muy relevantes:
Llegó al menos a los cuartos de final de los cuatro torneos de Grand Slam: Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open.
Se coronó campeona en dobles y dobles mixtos en Roland Garros, además de llegar a la final de singles en dos ocasiones.
Ganó decenas de torneos de singles, dobles y dobles mixtos en América, Europa, Asia y Oceanía.
Cuatro medallas de oro, tres de plata y una de bronce en Juegos Panamericanos.
Cinco medallas de oro y una de plata en Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Campeona nacional en ocho ocasiones. (Esta compilación la publicó el periodista Arturo Luna en su cuenta de X).
Sin duda es orgullo de México, de Puebla y de Teziutlán.
Una foto la dibuja completa: está situada en sus años de gloria. Sobre las piernas tiene un trofeo, sostiene con las manos un ramo de flores. Tiene su uniforme de tenista.
Y brilla con una sonrisa muy amplia y hermosa, que contagia felicidad.
@Alvaro_Rmz_V