La editorial escribe Jesús Olmos
Con la revelación del más reciente documental que aborda la vida de Marcial Maciel y la apertura de un nuevo proceso en contra del líder sectario, Naasón Joaquín, es válido volver a señalar una de las conductas delictivas que mayor aborrecimiento generan entre los especialistas en derecho y quienes han escuchado a las víctimas.
Se trata del abuso sexual que no que toca al cuerpo, sino que también toca al alma, que se aprovecha de las creencias religiosas y de la fe, para justificar el maltrato al prójimo.
Estos líderes religiosos, de la Iglesia de la Luz del Mundo o de los Legionarios de Cristo, un ala de la Iglesia Católica Romana, enarbolan perfectamente aquella parábola del lobo vestido de oveja presto para devorarse al rebaño.
Hay que decirlo muy claramente. Su prevalencia y eminentes muestras de poder no habrían podido subsistir sin haber sido solapados por miembros del poder político y eclesiástico.
@Olmosarcos