La editorial escribe Jesús Olmos
Hace unos días, Parabolica.MX publicó que el dirigente estatal del Partido Acción Nacional, Mario Riestra Piña, estaba viviendo una tormenta perfecta, que ya avisaba lo que se venía para el panista.
No solo porque el alcalde Pepe Chedraui le recordaba sus repetidas derrotas electorales, o porque sus correligionarios le reprochaban el incumplimiento de sus promesas, ahora también por su riqueza inexplicable y comportamiento poco ético.
El dirigente panista ha caído en el absurdo, cuando denunció con vehemencia la construcción de San Alejandro y su propio partido no pudo poner una piedra sobre otra o cuando se puso a marcar con colores azules los bachecitos que la administración de su antecesor heredó.
Lo de Mario Riestra es patético. Como era su comportamiento en el Estadio Cuauhtemoc, cuando ávido del poder de su patrón en turno vociferaba y amedrentaba sin miramientos presa de su propia pequeñez.
@Olmosarcos_