La editorial escribe Fernando Maldonado
Hablando de…
El cruce de las calles que hacen el bulevar Atlixcáyotl y Cúmulo de Virgo, de las zonas de mayor carga vehicular en una de las zonas metropolitanas más grandes de México -luego de la capitalina, Guadalajara y Monterrey-, se convirtió en el centro de una disputa política con tintes ciudadanos.
La colocación de un crucero a ras de piso en lugar del paso elevado con el que ya se cuenta fue un ingrediente adicional para alimentar parte de las demandas que un grupo de estudiantes mantienen para sostener un paro de actividades en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla desde hace casi cuatro semanas.
Arguyeron -con razón- que las rampas del puente elevado eran intransitables para adultos mayores y para quienes utilizan sillas de ruedas pues el espacio era muy reducido. Y es ahí en donde radica el fracaso de la política movilidad del Estado, plagada de improvisaciones o mala planeación que abre siempre la sospecha de la existencia de “moches” derivados de actos de corrupción para el trazo de este tipo de obras.
La administración ya dispuso la pinta de cebras para el paso peatonal y con ello, se prevé regresen los semáforos para facilitar el cruce de un segmento con dificultades para acceder por las rampas, pero con ello el tráfico intransitable en una rúa a la que urge agilizar la movilidad vehicular, guste o no, enormemente mayoritaria.
