Ensamblado en Puebla, Tiguan se dirige principalmente al mercado de Norteamérica, donde la demanda de SUV compactos sigue en aumento.
Desde su lanzamiento en 2007, el Volkswagen Tiguan se ha convertido en algo más que un SUV en la alineación de Volkswagen: es el modelo más vendido de la marca a nivel global. En Estados Unidos es un pilar de ventas, y en México encontró un mercado fiel desde que comenzó a fabricarse en la planta de Puebla en 2017. Con la llegada de su nueva generación, el Tiguan se renueva en diseño y tecnología.
Tiguan fue el primer SUV de la actual gama de Volkswagen en producirse en México, consolidándose como un elemento central de su estrategia global. En la planta de Puebla, donde el fabricante alemán ha ensamblado modelos icónicos como el Vocho y el Jetta, ya arrancó la producción de la nueva generación de este modelo, destinada a abastecer mercados clave como Estados Unidos y Canadá.
El nombre “Tiguan” es resultado de un concurso realizado por la revista Autobild en Alemania y es la combinación de las palabras “Tigre” e “Iguana”. “Cuando preguntas a 10 personas, probablemente nueve no conocen el origen del nombre. Pero esto refleja el mensaje que busca transmitir: una combinación de fuerza y versatilidad”, dijo Carlos Henry, director de la marca en México.
La nueva generación del Tiguan presenta un diseño exterior más moderno y alineado con el nuevo lenguaje visual de Volkswagen. El cambio más evidente está en la parte trasera, donde el logo de la marca ahora está iluminado y conectado a una barra de luz LED que une las calaveras traseras, un distintivo que ya hemos visto en otros modelos recientes de la marca, incluido Taos.
Al frente, el SUV estrena una parrilla más estilizada con acentos en negro brillante y faros LED rediseñados. Dependiendo de la versión, el Tiguan equipa rines de 17, 18 o 20 pulgadas, con diseños exclusivos para cada variante. En la versión R-Line, los detalles en negro en el toldo, spoiler trasero y espejos laterales refuerzan su carácter deportivo.