Verano del ‘95

Verano del ‘95
Lety Torres
Historias de engatusada

Historias de engatusada escribe Lety Torres

Era agosto de 1995 cuando después de colgar el teléfono y quedar de vernos a las 8 de la noche en la plaza, sentí un dolor en el estómago y fui corriendo a la cocina a decirle a mamá que me sentía mal.

Eran vacaciones de verano de mi segundo año en la universidad, época en los que el ciclo escolar se reanudaba en septiembre.

Desperté en el hospital con mamá sentada a un lado de la cama con la cara más triste que jamás le vi.

¿Qué hora son? - le pregunté pensando en mi cita de las 8.

Las 11 de la noche, dijo, y se puso a llorar.

En realidad, no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. El dolor en el vientre no era mayor a mi angustia por no haber llegado a mi cita programada tres horas antes.

“Estabas embarazada, pero ya no”, me dijo mamá en cuanto pudo calmarse.

Un embarazo ectópico (embarazos que se producen fuera del útero y habitualmente ponen en riesgo la vida de la madre) había terminado con algo que no había sido planeado pero que me golpeó el alma como un recto de derecha de un boxeador profesional.

Nunca supo lo que pasó. Nunca le dije la verdad de aquella estancia en el hospital. Le quería tanto que preferí evitarle lo que yo sentí con tanta tristeza.

Nos queríamos mucho, así como se quiere a los 20 y aunque nuestra historia fue más grande que aquel verano del 95, siempre supe que no estábamos destinados a estar y es que, vaya lío en el que estaba metido, no era solo a mí a quien él quería.

No, no estaba casado. Por lo menos no todavía.

 

@LetyTorres_G

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