Carta a papá

Carta a papá
Alfredo González
Pan y circo

Pan y circo escribe Alfredo González 

Pa, esta semana se van cumpliendo 2 años de tu partida y son de esas cosas que por más que pasen los días, semanas y meses, sigue calando. Ya sé que me vas a decir, «ya, ya, ya. Aguanta vara, cabrón» y de eso me va la vida, de apechugarle y vivir con la ausencia pero con ese recuerdo intacto de tus besos en la frente, de las palmadas en la espalda y de tus llamadas diarias para decirme: «ya levántate, huevas. Yo ya tuve dos juntas y tú jetón».

Entre tanto halago y cariño, sí tengo algo que reclamarte, no sé si te peleaste con el barbas o qué. Cuando te fuiste nuestra Franja era líder, llegó a semifinales, era casi casi candidato a caballo negro. Estoy casi seguro que le dijiste: «órale, mi Barbas. No te quito más mi tiempo. Estoy hasta la madre de chamba y todo mundo me habla, carajo». Vuelve a hablar con él, que se ponga de nuevo la Franja porque en el Cuauhtémoc las cosas no van bien y ya somos de nuevo ese cheque al portador para cualquier equipo.

También te cuento que hemos dejado Grupo Fórmula Universidad. Sí, esa oficina en donde dejaste miles de recuerdos, amistades entrañables y una imagen de líder absoluto. Y por qué no, también uno que otro grito, «Fredo, chingao. Espérame tantito. ¡Traes a mi nieta o no pasas, eh!». Hoy gracias al enorme esfuerzo de directivos, Mario Ávila, Brian Santoscoy, Ricardo Muñoz y muchos más, ya estamos en una nueva oficina, espacios espectaculares. Pero déjame decirte que tu recuerdo y presencia recorre esos nuevos pasillos. No existe un solo día que no vaya a Fórmula y salgas en algún tema de conversación. Tocaste vidas, dejaste huella y sin duda dejaste el alma por esta empresa. Nunca olvidaré eso que me dijiste para ser un gran líder: «Hay que romperse la madre por tu gente. Siempre respáldala, nunca la abandones. Gracias a ellos tú tienes trabajo. Hay que ser agradecido siempre». Créeme que también gracias a tu esfuerzo y dedicación hoy estrenamos estas instalaciones. Confiaste en tantas personas valiosas que hoy se cosecha.

Ya para qué te cuento que la Tía Leri ha abandonado este mundo, ¿verdad? Ya la viste arriba, en los brazos de nuestro Cacho, reencontrándose con la abuela, el abuelo “calambas”, Joaco y nuestro Arturito. Seguro llegando te preguntó si el barbas era chaparrito y se quejó del calor: «ay pinchiii calor que hace aquí Felipe Arturo». Dile que extrañamos sus llamadas y que Natalia la recuerda con mucho amor.

Y de tu nieta qué puedo decirte, apenas me contó: «sabes, papi, mi abuelo siempre está en mi cerebro. Cuando voy a la escuela, cuando estamos en el nuevo departamento, cuando voy a mis clases de jazz. Siempre me acuerdo de él y me gusta. ¿Recuerdas que me decía mi princess?». Con eso voy diciéndote todo, te ama, pa. Natalia no te olvida ni un segundo y estoy seguro que esas cosquillas y esos besos tronados que le dabas jamás se le van a olvidar.

También te cuento que tu nuera no para. Es una hormiguita que día a día me enseña que jamás hay que rendirse, que los sueños se cumplen y que hay que decretarlos y trabajarlos. Trabaja increíblemente en su salón, da clases, se prepara día a día. Es la mejor mamá, una compañera de vida maravillosa. Recuerdas, tu discurso en la boda: «Alfredo siempre ha sido necio como su padre. No he compartido muchas de sus decisiones. Evidentemente esta sí la comparto». Menos mal, ya me iba asustando. Bueno, en realidad no porque desde que te enteraste que andaba con Caro y a pesar que no pasábamos el mejor momento padre-hijo, me dijiste: «Oye, chango, ¿tienes nueva novia no? Es guapa. La quiero conocer, el domingo nos vemos a desayunar» y me cerraste la puerta. Gracias por darnos tu bendición siempre.

Hasta aquí llego por ahora, pa. Tengo muchas cosas más que contarte pero te voy esperando en los sueños, visítame de vez en cuando que si sigo escribiendo ahorita no pararé de llorar. Y perdóname, ahora sí te la aplicaré, no te quito más mi tiempo, tengo un chingo de chamba. Luego te llamo, ¿si? No paro un segundo, carajo. Te quiero, pa. Te amo siempre y para siempre. Gracias, gracias, gracias.

 

Por Alfredo González

@AlfredoGL15 

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