Las manías del periodismo deportivo

Las manías del periodismo deportivo
Antonio Abascal
El Blog de Puebla Deportes

El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal

Giannis Antetokoumpo explicó una de las ideas centrales del deporte en la rueda de prensa posterior a la sorpresiva eliminación de los Bucks de Milwaukee en la primera ronda de los playoffs de la NBA ante el Heat de Miami. Su respuesta fue replicada a nivel internacional por tenistas de primer nivel como Paula Badosa y la griega María Sákkari. El jugador de los Bucks fue claro al señalar que no hay fracaso en el deporte porque sólo uno puede ganar, explicó que las derrotas son parte del deporte, que hay días buenos y malos y que cada uno de ellos son pasos hacia el éxito. En su respuesta el griego recordó la historia de la franquicia, habló de Michael Jordan y sus seis campeonatos en quince temporadas e incluso se dio tiempo para ejemplificar con la vida del periodista que hizo la pregunta sobre el fracaso https://twitter.com/i/status/1651510074236346369.

La postura de Giannis de inmediato generó la reacción de los medios y algunos dejaron en claro que el nivel es muy bajo al titular que el jugador de los Bucks se comparaba con Michael Jordan, otra vez la apuesta por lo viral, otra vez responder a la dictadura de los clics, ya que la declaración de Antetokoumpo nunca intentó ser una comparación con Jordan sino poner un reconocido ejemplo de éxito para demostrar el punto de que es imposible ganar siempre. A Jordan se le reconoce como “el mejor de todos los tiempos en la NBA” y ni siquiera él pudo ganar siempre, hubo campañas de ajuste, hubo un momento que se retiró del baloncesto e intentó en el beisbol llegando a Grandes Ligas aunque lejos de números estelares y tuvo el valor para regresar a la disciplina donde era dominante para alargar su legado con los Toros de Chicago.

Paula Badosa se mostró en la misma línea y acusó a los medios de comunicación de fomentar el uso de la palabra fracaso recordando que en el tenis juegan cada semana y sólo una puede ganar por lo que es imposible ganar todo. Vivimos en un mundo que goza con las gestas deportivas, que le gustan las sorpresas y ver alguna derrota del poderoso pero cuando estas ocurren nos centramos en el caído en desgracia para regar como pólvora que ha fracasado; los periodistas deportivas nos hemos convertido en una especie de jueces que esparcen la idea de éxito o fracaso, que otorgan esas etiquetas sólo amparados en el resultado, este mal hábito ha llevado a dudar hasta de torneos, a no valorar toda la pintura de un año de trabajo, a sólo ver un determinado momento que a veces dura segundos sin conocer todo el proceso que los atletas han llevado para llegar a esa competencia en particular.

Un ejemplo muy claro es la figura de Pep Guardiola, un entrenador de futbol que genera una gran división cuando si uno se precia como amante de este deporte tendría que aplaudir todo lo que el catalán le ha dado al balompié en su carrera como director técnico; los lugares comunes se ceban con Guardiola, que si el tiqui-taca, últimamente algunos han esparcido la idea de que la nueva versión del Manchester City significa la traición a sí mismo para Pep y otros, de manera absurda, lo consideran un fracasado porque no gana la Champions desde 2011 y no la ha podido ganar con otro equipo que no sea el Barcelona. Esas ideas contrastan cuando uno ve donde han acabado sus equipos en la liga desde que llegó a la élite con el Barcelona: Tres primeros lugares y un subcampeonato con el Barcelona en la Liga Española, tres campeonatos de la Bundesliga en las tres campañas que dirigió al Bayern Múnich, tercer lugar en la 2016-2017 su primera en la Liga Premier con el Manchester City, para después ligar dos campeonatos, un subcampeonato, otros dos títulos y en la actual depende de sí mismo para alcanzar el liderato ya que está por debajo del Arsenal dos puntos pero tiene dos juegos menos, no hablamos aquí de las copas de cada país donde el palmarés de Guardiola se incrementa.

Parece una barbaridad que con estos números, cada año el nombre de Pep Guardiola se asocie a la palabra fracaso por no ganar la Champions cuando en las últimas tres campañas ha estado en semifinales como instancia mínima, se habla de la gran inversión del Manchester City como factor clave para poner la etiqueta de fracaso, pero no se profundiza en otros datos como el hecho de que esta campaña el Manchester United gastó más o los millones de dólares que gastó el Chelsea en el pasado mercado invernal para estar fuera de los puestos europeos y quedar fuera de forma categórica en la Champions.

Hasta aquí hablamos de datos numéricos, pero si atendemos a una de las labores esenciales de los directores técnicos: Potenciar a los jugadores a su cargo. Guardiola ha potenciado a la mayoría de los jugadores que ha dirigido: El crecimiento de Kevin de Bruyne, de Rodri, de Bernardo Silva, de John Stones, de Jack Grealish o de Akanji en el actual City son notables, en el Bayern lo hizo con Lahm a la par de “descubrir” a Kimmich, en el Barcelona potenció a Xavi, Iniesta, ni se diga con Messi y “descubrió” a Busquets que sigue siendo una de las piezas claves del equipo blaugrana y cuando no juega se siente como sucedió el miércoles pasado en Vallecas. Guardiola ha revolucionado al futbol, dentro de unos años cuando la fiebre de la inmediatez haya llegado a su fin, los libros valorarán el trabajo del catalán más allá de los resultados y de las posturas sociopolíticas que también le han pasado factura ante cierta prensa.

Es más fácil colocar en el imaginario popular ideas llamativas como “Guardiola se traicionó a sí mismo” que explicar algunos de los conceptos que siempre ha manejado Guardiola con sus equipos, por el contrario el periodista Ignacio Benedetti se dio el tiempo para compartir un audio con algunas de las ideas del técnico de Santpedor: “El hecho de que el Manchester City o cualquier otro equipo disponga que la primera línea está integrada por cuatro defensores centrales no nos dice nada o casi nada porque lo primero que debemos comprender es esa frase el futbol es una actividad protagonizada por seres humanos que ejercen de futbolistas, entonces más que ver y esto lo sostengo y lo sostendré durante mucho tiempo, más que ver posiciones tenemos que entender los roles que desempeñan los futbolistas y estos se desarrollan y se llevan a cabo a partir de las relaciones tanto con los compañeros, como con los oponentes y con los espacios tanto los que están visibles como los que se van generando a partir del movimiento porque el futbol aunque a estos señores les parezca que todo es reducible a cuatro-cinco conceptos es una actividad dinámica y que además está en permanente estado de cambio, jugará mejor, jugará peor, eso es materia de otra discusión, pero hablar de pérdida de esencia o hablar de un equipo hasta más defensivo es desconocer, primero los números y después el espíritu de este juego”.

Desde los medios de comunicación el futbol se ha reducido a posiciones, al famoso número telefónico: 4-4-2, 5-3-2, 4-3-3, por mencionar algunas de las más usadas porque algunos analistas complican ese número telefónico. El futbol es movimiento, es dinámica, pero desde el reduccionismo de los medios se ha fijado la idea de que repetir como lorito la formación es saber de futbol y por eso hasta algunos niños apasionados se centran en aprenderse las formaciones. Ricardo Lavolpe muchas veces ha insistido en que usar la línea de cinco no lo hace más defensivo, alguna vez Nicolás Larcamón en una entrevista con un servidor dijo que para él no había posiciones sino funciones que los futbolistas debían cumplir en el campo. Por desgracia, los medios de comunicación han reducido el discurso futbolístico tanto en la explicación del juego como en sus objetivos.

Al final con esa lógica todos los grandes deportistas serán unos fracasados: Shelley Ann Fraser Pryce, dos veces campeona olímpica fracasó cuando no pudo ganar la tercera medalla de oro en Río 2016 o cuando no pudo recuperarla en Tokio 2020 https://www.youtube.com/watch?v=7pgoMCc08yA&t=470s, cuando es todo lo contrario una excelente atleta que ha alargado su carrera y con su amor por el deporte sigue escribiendo páginas brillantes pudiendo mantenerse en la élite a la par de cumplir sus sueños personales.

Los medios de comunicación se han convertido en una especie de hijos de Vince Lombardi y sus frases porque citándolo es más fácil reducir el discurso al éxito o fracaso por ganar o perder que explicar los factores por los cuales tal equipo o atleta llegaron a la victoria, es más fácil gritar “¡fracaso!” que intentar dar una explicación acerca de los factores que incidieron en la derrota, es más fácil poner etiquetas que profundizar en la manera como ciertos elementos externos incidieron en el resultado o en señalar que determinado deportista ha superado sus marcas para poder llegar al máximo escenario más allá de lo que pase en esa última competencia. Giannis Antetokoumpo también cuestionó al periodista que le hizo la pregunta sobre si la campaña de Milwaukee era un fracaso. Le puso ejemplos cotidianos como conseguir un ascenso o proteger a su familia. Es decir, si los atletas y equipos “fracasan” generalmente cada cuánto fracasa un periodista deportivo.

Si vamos más allá de la relación entre deportistas y periodistas deportivos y llegamos a la afición podemos imaginar una situación parecida a esta: Desde casa, en nuestro sillón predilecto, sin mover un dedo, con nuestra bebida preferida nos alejamos de los problemas cotidianos siguiendo al deporte, pero así como cada uno de nosotros tiene objetivos que está en el camino de conseguir, otros que se han complicado por factores externos que no dependen de nosotros y otros que no van a llegar a pesar de que nos esforzamos mucho, le sucede a los deportistas. Cada uno de nosotros ha cometido errores porque no somos perfectos y de esos errores hemos aprendido para mejorar; lo mismo sucede con los atletas a los que calificamos de fracasados.

Antetokoumpo, Badosa y Guardiola, tres figuras de tres disciplinas deportivas distintas, tienen razón en el deporte se pierde más de lo que se gana, al reducir todo al éxito o fracaso nos estamos dando cuenta de que estamos atrofiando nuestra capacidad de sorprendernos. Es decir el enfoque debe estar en lo que hizo el Heat para eliminar a los Bucks, el enfoque debe estar en el crecimiento de tenistas como Badosa y Sákkari. En el deporte gana uno pero durante el camino hay atletas que nos llaman la atención aunque no ganen, hay equipos que se quedan en nuestra retina aunque no se hayan quedado con la Copa, todos ellos no fracasaron porque ya nos dejaron algo. Hoy un servidor puede recordar a deportistas brillantes que sí ganaron pero que son recordados por una derrota o por un error, pero para mí están dentro de los que lograron que la actividad deportiva me apasionara y tal vez el máximo ejemplo que me tocó vivir fue la Brasil de España 82 porque su magia futbolera sigue estando en mi retina, el equipo de Telé Santana no ganó pero contribuyó de gran manera a mi amor por el futbol https://www.youtube.com/watch?v=Hjzz_r-auuE&t=34s, recuerdo con cariño a la República Checa de la Euro 2004 que se quedó en semifinales https://www.youtube.com/watch?v=hL3G9oeAaNU, el Bayern o el City de Guardiola no han ganado la Champions en campañas pasadas y sin embargo regalaron grandes tardes de futbol, sigo admirando a Shelley Ann Fraser Pryce o Elaine Thompson Hera por su velocidad más allá si alguna de ellas gana la tercera medalla de oro en los 100 metros en París 2024.

El deporte es movimiento, el deporte es vida, y a veces, como la vida misma no es justo; el deporte va mucho más allá que éxitos o fracasos porque transmite emociones y a veces lo mejor radica en esas emociones con las que nos quedamos.

@abascal2

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