Mediocridad absoluta

Mediocridad absoluta
Antonio Abascal
El Blog de Puebla Deportes

El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal

Las dos peores defensivas del torneo se metieron al repechaje del Clausura 2023, un equipo que recibió 37 goles en contra, Santos Laguna, todavía puede ser campeón gracias a que el Querétaro terminó en último lugar de la tabla de cocientes y por reglamento no podía acceder a la recalificación. Hubo un equipo, Mazatlán, que perdió catorce de diecisiete juegos disputados para finalizar en último lugar de la tabla y aunque empatado en puntos con Juárez su diferencia de goles lo condenó a pagar 33 millones de pesos al finalizar en el antepenúltimo puesto de esa tabla que ahora la Presidenta de Juárez, Alejandra de la Vega ya pugna por eliminar. El hermano del Mazatlán se metió a la recalificación gracias a su victoria en la última jornada y a los favores de Monterrey, Cruz Azul y Atlas pero sus números indican que logró un boleto a pesar de perder nueve de diecisiete partidos disputados y ser la segunda defensiva más goleada del certamen con 32 tantos en contra https://www.youtube.com/watch?v=J3n8bDzQjcQ.

Todos estos son ejemplos de la mediocridad absoluta que navega en el futbol mexicano, mediocridad alentada desde las decisiones directivas que año con año han aprobado medidas para cuidar sus inversiones pero que en nada favorecen al producto deportivo. De los cuatro equipos que jugarán como visitantes la recalificación el próximo fin de semana ninguno alcanzó el 50% de efectividad entre los puntos disputados y los cosechados: Atlas tuvo 21 puntos para el 41.16%, Puebla registró 20 para 39.21%, mientras que San Luis y Santos registraron 19 para 37.25%. Desde que se inventó este sistema con el pretexto de la pandemia para ayudar a los clubes en su economía debido al cierre de los estadios sólo en los dos últimos torneos una escuadra con menos de veinte puntos se ha metido a la recalificación, el Necaxa en el Apertura 2022 y ahora Santos Laguna y San Luis en el Clausura 2023 lo que habla de que lejos de que la exigencia crezca, va a la baja.

El Querétaro pagará 80 millones de pesos como la máxima multa por terminar en el último lugar de la tabla de cocientes ya que sólo sumó 95 puntos de los 102 juegos que se computan, dicho de otra manera, los Gallos Blancos apenas sumaron 95 unidades de las 306 que disputaron lo que habla de una efectividad del 31.04% con una diferencia de goles de menos 44, pero sus compañeros de deuda, Tijuana que pagará 47 millones de pesos y el ya mencionado Mazatlán con 33 registraron -62 y -53, respectivamente, en la diferencia de goles lo que habla de la incapacidad de sus directivas para armar escuadras medianamente competitivas, escuadras que deambulan en el máximo circuito cómodas ante la falta del descenso, una figura que castiga la máxima mediocridad deportiva.

En lo que respecta al Puebla, la clasificación al repechaje no debe nublar la visión de lo que fue una mala temporada, con más derrotas que victorias, con más dudas que certezas, con marcados altibajos, con un técnico debutante que no consolidó una idea de juego a tal grado que el equipo de la Franja no fue el de Larcamón, pero tampoco fue el de Arce en el sentido de tener clara una identidad de juego. Sin embargo, Arce Peña no es el único responsable de la falta de resultados del equipo, la realidad indica que se dieron pasos atrás en lo numérico y en lo emocional con respecto a la afición; del crecimiento que mostró con aquella primera clasificación al repechaje bajo el mando de Juan Reinoso, también con veinte puntos, a las campañas bajo el mando de Nicolás Larcamón se notó un crecimiento que ayudó a que la afición del Puebla regresara al estadio y recuperara el orgullo, pero en esta campaña reaparecieron las dudas, el enojo y la irregularidad donde incluso futbolistas de gran capacidad y que habían respondido con un alto nivel ahora también cayeron en esas dudas.

La directiva, en voz de Carlos Poblete, ya avanzado algunas de las conclusiones de esta campaña, cargando gran parte de lo sucedido a la intempestiva salida de Nicolás Larcamón quien primero aludió un tema personal para pedir un año sabático, para después aparecer como comentarista durante el mundial y luego tomar al León ante la salida de Renato Paiva, sin embargo, si bien es un factor al que se le suma la inexperiencia de Eduardo Arce quien se ha tenido que foguear al calor de las revoluciones sin encontrar la mejor versión de sus futbolistas, hay que sumar otros donde la directiva sí es responsable al no encontrar un punto de equilibrio que le permita quedarse con las piezas fundamentales durante más tiempo. En el receso entre el Apertura 2022 y el Clausura 2023, el Puebla pareció un mercader para el cual todo estaba a la venta si llegaba  una buena oferta.

Me explico para este certamen era un hecho las salidas de Israel Reyes y Maxi Araújo, eran bajas que el cuerpo técnico tenía asumidas pero incluso ya con el cambio en la dirección en técnica, Eduardo Arce contemplaba como piedra angular de su proyecto a Jordi Cortizo; las semanas pasaron y Monterrey se presentó con una gran oferta por el ex de Querétaro y la directiva ni tarda ni perezosa aceptó. Arce Peña se quedó sin sus dos jugadores desequilibrantes, pero sobre todo se quedó sin el hombre que él tenía asumido como clave para su proyecto, para colmo de males en las últimas semanas de la pretemporada se presentó León preguntando por Iván Moreno ya que Larcamón quería llevarlo. El Puebla lo prestó dándole una opción de compra a los Panzas Verdes que parece que sí activarán ante la buena campaña del poblano jugando como carrilero por derecha a tal grado de tener en la banca al ecuatoriano Byron Castillo, mientras que la Franja batalló en esa posición ante la baja de juego de Gustavo Ferrareis tras su grave lesión, las lesiones del canterano Emilio Martínez y el rendimiento irregular de Luis Arcadio García.

De manera incomprensible ante la baja de Israel Reyes no llegó un recambio para la defensa central, zona que aun con la presencia del ahora jugador del América y de la selección nacional ya necesitaba de refuerzos ante las dudas de Gastón Silva y la lesión de Emanuel Gularte. El resultado fue que no hubo quién hiciera el trabajo del tapatío, Silva siguió regalando distracciones que la mayoría de las veces fueron aprovechadas por los rivales y Gularte tampoco regresó en su mejor nivel, a tal grado que se improvisó como central por derecha a George Corral en algunos partidos. Del mismo modo, la lateral izquierda no ha podido ser cubierta luego de la salida de Salvador Reyes y la apuesta para esta campaña fue Ivo Vázquez pero el canterano fue exhibido desde la fecha uno y la pérdida de confianza fue total por lo que ahí Arce Peña tuvo que buscar con Lucas Maia, con Daniel Aguilar quienes fuera de su posición natural tampoco pudieron con el paquete, hasta optar por cambiar de banda primero a Emilio Martínez (antes de que se volviera a lesionar) y luego a Gustavo Ferrareis para permitir que Luis Arcadio García cerrara la campaña por derecha.

La media cancha tampoco pudo ser solvente a pesar de que a la mitad del torneo, Eduardo Arce le entregó la contención a Pablo González y aunque hubo mayor solvencia, tampoco pudo cuajar ante la irregularidad de Federico Mancuello quien fue de más a menos en la campaña, de Facundo Waller presa de las lesiones y de las malas decisiones, así como de un Omar Fernández que empezó la campaña lesionado y que luego estuvo muy participativo pero sin la claridad de torneos anteriores. Con tantas dudas en la medida cancha, la delantera no tuvo mucho parque, los centro delanteros no fueron debidamente alimentados, Barragán estuvo muy solo compitiendo en inferioridad numérica con los centrales, lo mismo sucedió con Martínez y Robles quien se estrenó en el máximo circuito, mostró algunas de sus condiciones pero todavía es un jugador en proceso de maduración.

No se puede olvidar que el último jugador extranjero registrado fue una decisión basada en la recuperación ya que Kevin Ramírez y Fernando Aristeguieta afrontaban recuperaciones largas, pero se prefirió al uruguayo por encima del venezolano por considerar que se recuperaría antes, la realidad es que ambos estuvieron listos al mismo tiempo y ante la preferencia por Ramírez, el Puebla tuvo que prestar a Aristeguieta al Caracas donde ya marca goles, mientras que Ramírez ha sido un recambio que poco aportado cuando ha ingresado al terreno de juego.

Facundo Waller, Fernando Arce y Carlos Baltazar fueron las incorporaciones para esta campaña y aunque el uruguayo tuvo puntos altos, sus lesiones no ayudaron a que tuviera más protagonismo mientras que los otros dos sumaron minutos anecdóticos, lejos de ayudar al Puebla. Por lo que tras la suma de estos elementos anunciados sí se debe señalar que la directiva falló en la planeación para esta temporada como si estuviera cómoda con el colchón en la tabla de cocientes que ha alcanzado. Estos factores sumados a la inexperiencia de Eduardo Arce terminan de explicar una campaña que más allá de lo que pase en Monterrey ya tiene que ser vista como un retroceso para un Puebla que fue incapaz de convencer a sus aficionados.

En ese sentido es preocupante que al terminar el juego ante el decepcionante Tijuana, Eduardo Arce se dejara llevar por el triunfalismo al hablar de que el equipo había llegado a su mejor versión porque varios de sus jugadores igualmente la habían alcanzado en lo individual. Si nos vamos a nivel futbolístico a partir de la creación de juego ofensivo podríamos señalar que las dos veces que el Puebla pudo alimentar a sus delanteros fueron en el segundo tiempo ante Toluca y el sábado anterior frente a los Xolos, sin embargo, fue el propio Arce Peña quien frenó esa “mejor versión” con sus decisiones a la hora de encarar los juegos fuera de casa frente a Necaxa y Tigres que estuvieron a punto de dejar afuera a la escuadra camotera. El sábado el Puebla generó llegadas, apareció Mancuello, Martínez y Barragán tuvieron parque porque las bandas fueron productivas pero hablar de que ya encontraron la mejor versión por un juego parece peligroso, sobre todo, cuando ya se había la misma declaración a pesar de perder el juego contra Toluca y el propio técnico frenó al equipo.

Se cumplieron un par de objetivos al llegar a la reclasificación y alcanzar los veinte puntos que significan estabilidad en la tabla de cocientes, pero de ninguna forma es un buen torneo para el Puebla. Ahora, más allá de lo que pase en Monterrey la directiva tiene la responsabilidad de aprender de los errores y ofrecer más de lo que hasta el momento le ha dado a la afición porque ya hay una gran diferencia entre los objetivos de la propia directiva y los deseos de trascendencia de la afición poblana.

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