En esta chamba no hay renuncias ni devoluciones

En esta chamba no hay renuncias ni devoluciones
Lety Torres
Fauna Política

Historias de Engatusada escribe Lety Torres

Aunque las posibilidades de mi maternidad eran prácticamente nulas tomando en cuanta una cardiopatía crónico degenerativa, un primer matrimonio donde tuve -para quienes no sabían- unos gemelos que fallecieron al nacer y que dejaron un enorme dolor, pero además trauma y pánico a los embarazos.

Una nueva pareja con tres hijos que ya eran más que suficientes, la colocación del primer marcapasos y, por si fuera poco, un año y medio de intentos fallidos para embarazarme con ayuda de la ciencia y todos los tratamientos de fertilidad habidos y por haber.

El caso estaba cerrado: no tendría hijos.

Mi vida estaba más que hecha y deshecha: Un segundo matrimonio, tres hijastros hermosos que son como mis hijos pero que tienen a su mamá, un trabajo que amo y una familia de lo más divertida.

La pandemia no solo cambió al mundo sino la vida de muchos, incluida la mía.

El encierro y los whiskeys tuvieron su efecto. “Ya me entenderás cuando seas madre”, decía mi madre. ¡Joder! Ahora lo entiendo todo.

Apenas una colega a quien por cierto admiro mucho, me preguntó en tono de entrevista si (le) recomendaría tener hijos. Sin pensarlo y casi de manera instantánea contesté que no.

 “Tu vida siempre será más fácil sin ellos”, le dije con firmeza.

 Y aunque no pudo pasarme nada mejor que la llegada -sorpresiva- del joven Matías, la realidad es que no le mentí.

¡Ser mamá es una chinga!, y la que diga o piense lo contrario, ¡miente!.

Dejando a un lado el “pequeño” detalle de que la vida de otro ser humano depende de ti, la realidad es que la maternidad es una especie de película de suspenso en donde la protagonista eres tú y el villano que intenta constantemente matarte del susto, es tu hij@.

Cuando nacen, tus noches son en vela solo para verificar que respira. Cuando gatean, vives quitando cualquier cosa que pueda introducirse a la boca para evitar un atragantamiento, cuando caminan quieres ponerles casco y rodilleras, cuando hablan, evitas pensar en voz alta para que no repitan tus pensamientos.

Así hasta no se bien cuándo, aunque mi madre decía que para siempre.

Aunque nada me ha hecho más feliz que tener a Matías, la maternidad es sin duda el trabajo más difícil. Criar a un hijo mientras haces todo lo demás, debería ser considerado un deporte extremo.

El asunto es que, en esta chamba no hay renuncias ni se aceptan devoluciones.

Feliz día de las Madres.

@Lety_TorresG

Banner Footer