Parece mentira

Parece mentira
Antonio Abascal
El Blog de Puebla Deportes

El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal

Parece mentira que el martes pasado (4 de julio) se cumplieron treinta años de la final de la  Copa América de 1993 que se disputó en Ecuador y a la cual llegaron el campeón defensor, Argentina, y el debutante del torneo, México que era un invitado de la CONCACAF. Era una selección mexicana con jugadores de gran personalidad, orgullosos de la oportunidad de participar en el torneo de selecciones más antiguo del mundo, era una Federación mexicana de Futbol con deseos de crecer, con deseos de salir de la zona de confort y con deseos de aprender. El conjunto dirigido por Miguel Mejía Barón tuvo un camino complejo porque arrancó con el llamado “fantasma de Machala” que se tradujo en derrota contra la Colombia de Valderrama https://www.youtube.com/watch?v=YkbV5YmQmRA&t=64s, para después empatar con la propia Argentina en un juego donde los mexicanos dejaron constancia de su buen manejo de balón y se cerró la fase de grupos con un empate frente a la Bolivia de Etcheverry, Baldivieso y Erwin Sánchez.

Avanzó como uno de los mejores terceros lugares y en cuartos de final tuvo que medirse a Perú que tenía una generación interesante con Roberto Palacios, Chemo del Solar y Flavio Maestri, el partido se saldó con un triunfo tricolor por 4-2 con golazos de Luis Roberto Alves Zague y de Alberto García Aspe https://www.youtube.com/watch?v=3LNarHKExW4; en semifinales tocó el anfitrión Ecuador también con una generación interesante capitaneada por Alex Aguinaga quien ya brillaba en el Necaxa, victoria mexicana con los goles de Hugo Sánchez y Ramón Ramírez https://www.youtube.com/watch?v=6kzvSa9G8Bg, contra todo pronóstico el cuadro nacional había llegado a la final en su primera Copa América. Hace treinta años perdió 2-1 con Argentina cunado Gabriel Batistuta aprovechó los parpadeos defensivos para marcar dos tantos; fue una derrota sí https://www.youtube.com/watch?v=nXKYTpUUZOk&t=75s, fue agridulce porque más allá de los resultados ese equipo sí fue capaz de mostrar un estilo que se amoldaba a las características del futbol mexicano y además era parte del aprendizaje, era parte del crecimiento, a partir de ese momento vinieron más participaciones, otro subcampeonato (2001), la aparición de los clubes mexicanos en Copa Libertadores que dieron paso a las primeras veces: Primera vez que se consiguió avanzar a octavos de final del mundial fuera de casa o primera vez que se avanzó en un mundial celebrado en Europa, por poner algunos ejemplos.

Los tiempos han cambiado porque treinta años son muchos y el deseo de crecer y salir de la zona de confort ha desaparecido, los deseos de aprender han dado paso al conformismo de aceptar la geografía futbolística y se ha llegado a decir “aquí nos tocó vivir”, de la personalidad de futbolistas se ha pasado a un grupo de jugadores que está más pendiente de la comodidad que de competir, o algunos futbolistas internacionales que no quieren acudir a las convocatorias por el entorno. De los deseos de crecer en la cancha se ha pasado a la avaricia dirigencial a tal grado que se ha dejado de jugar Copa Libertadores y Copa América para centrarse en la Copita Oro y crear la Little Cup (perdón, Leagues Cup) con los clubes de la MLS de Estados Unidos,. Así en un período de treinta años se ha pasado de los deseos de superación a la comodidad total.

Parece mentira que los mismos treinta años que han pasado han marcado la existencia de un periodista deportivo. El próximo lunes 10 de julio se cumplirán tres décadas del debut de un servidor en los medios de comunicación en lo que sigue siendo una aventura extraordinaria y que ha significado unir dos de mis grandes pasiones en la actividad profesional: Hablar de deportes y el periodismo; cuando me presenté por segunda vez en las instalaciones de “Sí FM” (98.7) pero por primera en el área de noticias yo quería tener una primera experiencia, quería entrar y hubiera aceptado cualquier fuente, pero el productor de noticias, Mario Alberto Mejía primero me dijo que estaban completos y cuando ya me iba me alcanzó para decirme que el área de deportes necesitaba a una persona; me pidió regresar al día siguiente y me presentó a Fernando Aguilar quien tras una prueba en cabina me abrió la puerta.

Fueron semanas de observar cómo hacían el programa sabatino, hacer algunas llamadas para conseguir una entrevista con los Tiburones Rojos del Veracruz y por primera vez fui al Estadio Cuauhtémoc como reportero para hablar con Luis Enrique Fernández quien iba ser el técnico del Puebla y recibir a Roberto Ruiz Esparza quien regresaba al equipo tras su primera experiencia en otro equipo. Se avecinaba la campaña 93-94 y así fueron las primeras entrevistas, pero no entré al programa hasta el 10 de julio de 1993. Así se completaba un sueño antes de cumplir los veinte años, así empezaba un camino en el que aprendí de Fernando Aguilar, en el que luego me integraron al área de noticias que dirigía Fernando Alberto Crisanto y en el periódico “Cambio” cuyo director era Gabriel Sánchez Andraca. Unos meses después, Fernando Aguilar abrió la puerta a otros compañeros de la universidad para fortalecer el área y llegaron Patricio Aguilar Delgado (que hoy hace un periodismo de gran calidad, siempre cerca de los atletas mexicanos) y Pablo Arana Méndez quien años más tarde incursionó en otros fuentes.

Parece mentira que la pasión deportiva que creció para estar cerca de mi padre ha crecido a tal grado de llevarme a los medios de comunicación, parece mentira que la pasión por el periodismo que aprendí en las aulas y que rápidamente tuve la experiencia de llevarla a la práctica treinta años más tarde, ahora con nuevas herramientas, ahora con formas cambiantes sigue siendo una motivación cada día. Parece mentira que de esos treinta años, los últimos dieciocho se han realizado en el hoy llamado Sistema Estatal de Telecomunicaciones, pero que cuando ingresé se llamaba SICOM y luego cambió de nombre a Puebla Comunicaciones.

Parece mentira que en cuestión de unos meses pasé de un universitario que se voló alguna clase de Historia de las Ideas Políticas para ir con sus amigos a un Puebla vs Necaxa que sonaba muy bien porque los Rayos ya estaban armando el equipo que les daría sus máximas alegrías y porque además era uno de los primeros tras el regreso luego de que en la 92-93 la persecución contra Emilio Maurer volvió nómada al equipo camotero, a participar en las transmisiones radiofónicas a nivel de cancha para tener la fortuna de compartir micrófonos con Ángel Fernández, una de las glorias de la narración deportiva en medios de comunicación.

Parece mentira que en treinta años Puebla ha cambiado mucho en algunas situaciones, incluyendo el crecimiento de su parte moderna y en otras sigue siendo tan parecida. En materia deportiva era una Puebla que había visto pasar sus mejores épocas, apenas habían pasado tres años del campeonísimo y uno del subcampeón en esa mítica liguilla donde brillaron Pablo Larios, Roberto Ruiz Esparza y Carlos Poblete https://www.youtube.com/watch?v=NEPohH7hXhI&t=191s. Nadie sabía que tras la persecución en la 92-93 y el regreso al Cuauhtémoc con una nueva directiva se avecinaba una larga etapa de vacas flacas donde se dejaría el protagonismo de pelear por campeonatos a los sufrimientos de dos descensos y a vivir con el rosario en la mano para evitar otros. Parece mentira que de la directiva que se dio lujos como dar de baja a una estrella paraguaya que había jugado en Europa como Julio César Romero “Romerito” para abrirle cupo a un seleccionado brasileño como Edivaldo Martins da Fonseca se pasara a directivas que trajeron a cinco yugoslavos para naufragar. Parece mentira que de una plaza donde los grandes sufrían para sacar resultados se ha pasado a un Estadio que se viste de amarillo para recibir al América, también parece mentira que un Puebla que se animaba con banderas en las tribunas ahora ya no se permitan por miedo a la violencia que se ha desatado en el futbol mexicano a partir de la importación del modelo argentino de las barras bravas.

Parece mentira que en treinta años pasamos de los entrenamientos abiertos donde incluso el entrenador del Puebla, Alfredo Tena, nos recordaba que el equipo también entrenaba por las tardes porque la mayoría de la prensa deportiva estudiaba y acostumbraba acudir a los entrenamientos por la mañana. Nosotros íbamos diario a ver cómo trabajaba el Puebla, conocíamos a todos los jugadores y más allá de algunas diferencias por el estilo de juego, el técnico era cercano. Parece mentira que hoy los estrategas crean que diariamente inventan el hilo negro, como si el futbol fuera física cuántica, generando que cada vez ellos mismos y los jugadores están más alejados de sus aficiones porque no hay tanta interacción entre afición y futbolistas.

Parece mentira que en treinta años el beisbol en Puebla haya tenido idas y vueltas con la aparición y desaparición de franquicias, hasta que la situación se estabilizó en los primeros años de este siglo y que los Pericos incluso han gozado de un campeonato, así como de otras visitas a la ahora llamada Serie del Rey. Parece mentira que justo en esos primeros momentos de trabajo periodístico fuimos testigos de la llegada de Fernando Valenzuela con los Charros de Jalisco, que en diciembre de 1993 Julio César Chávez peleó en el Cuauhtémoc contra Andy Hooligan https://www.youtube.com/watch?v=LiYp8iTU934, parece mentira que aprendimos sobre la marcha y que cuando cometimos errores hubo la suficiente paciencia para aguantar nuestras fallas y así pudimos aprender e ir mejorando.

Pero lo más llamativo de todo esto es que parece mentira que tras treinta años la pasión deportiva no disminuye sino que crece, que la pasión por el periodismo es más grande que en 1993 a pesar de las modas en los medios de comunicación donde tal parece que los personajes se comen a los periodistas. En estos días nostálgicos, en medio de estos tiempos con nuevas y útiles herramientas, compruebo la importancia de respetar los valores del periodismo para ofrecer calidad por encima de la espectacularización, compruebo la necesidad de hablar de todas las disciplinas deportivas y respetar el plural de la palabra deporte para que el público no sólo reciba información de futbol; parece mentira que hoy, más que nunca, sea necesario valorar la comprobación y el dicho tener los pelos de la burra en la mano para hacer buen periodismo deportivo, al tiempo de dejar en claro que, a pesar de este desliz justificado por los treinta años de trabajo, los protagonistas del mundo deportivo son los atletas, jugadores y entrenadores nunca los periodistas deportivos. Parece mentira que las pasiones profesionales de mi vida: Los deportes y el periodismo siguen latentes y en crecimiento. 

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