La maldición

La maldición
Jesús Olmos
Máscaras

Máscaras escribe Jesús Olmos

Murieron dos alcaldes en muy poco tiempo en aquel Pueblo Mágico. Uno más cayó en desgracia por una enfermedad en las piernas y no pudo volver a caminar, otro terminó en la cárcel por un delito que no cometió y a otro más, pareciera que se lo tragó la tierra o simplemente huyó del pueblo para no volver a aparecerse jamás.

Decían los potentados de aquel lugar, que el problema era que la silla estaba maldita, que había que llevarla a limpiar o a curar, para que ya no volviera a llevarse nada ni a nadie.

De los alcaldes desvividos, uno murió en un accidente de auto y el otro por una anomalía del corazón, pero la gente como es de chismosa y habladora le dio por echar leña a la leyenda de una supuesta maldición.

Dijeron que todo comenzó cuando a un alcalde, de los cinco caídos en desgracia, lo encontraron en la silla teniendo relaciones con una chamaquita.

Desde ese momento, dicen que la familia de la menor, que debió rondar apenas los 16 años, buscó la forma de desquitarse por que este canalla le había robado la virtud a la flor más pequeña de su casa y le echó un mal de ojo muy potente que ningún trabajo puede quitar del todo y hasta acabó en la cárcel por algo (fuera de lo que sí hizo con la niña y con el municipio) que no cometió.

Otros grupos afirmaban que la maldición se debía a toda la maldad con la que se desenvolvió el que murió accidentado y que después de eso, ya nadie podría volverse a sentar ahí, sin ser desgraciado para toda su vida.

Recientemente, un grupo de compadres de esos que se encuentran en las cantinas, anduvo diciendo que todo fue culpa del que  ya nunca fue visto. Lo último que hizo antes de irse fue maldecir el cargo y al pueblo, y pidió que se lo “cargara para siempre y por siempre, su rechingada madre”.

Otros más anduvieron divulgando algunas habladurías de que aquel que murió por enfermedad, buscó todas las curas habidas y por haber, incluso dejó de atender el municipio y se metió en cosas de la magia negra para sacarse aquel corazón podrido y que fue en ese trance que el mismo mal se lo llevó y dejó al pueblo herido y maldito.

Otros escucharon decir al padre que uno de estos gobernantes se quedó paralítico porque en aquel lugar se le mostró una aparición maligna, le entregó favores y cuando no cumplió cayó por las escaleras para no volver a levantarse jamás.

Los más jóvenes del lugar no se creen ya nada de eso, decían que eran habladurías de otros tiempos y que la verdadera maldición había sido tener a ese quinteto de gobernantes, más preocupados por sus argucias personales, sus rencores y venganzas, por llevarse todo el dinero para no volver jamás, por su lujuria desmedida y por dedicarse tanto a sí mismos, sus intereses y lealtades que los últimos 5 gobiernos habían transitado como si no hubiera pasado uno solo, porque lo que claro que parecía que el pueblo estaba maldito, pero por tanto político ratero.

 

@Olmosarcos_

Jesús Olmos

Banner Footer