Animales y Gobierno: indiferencia es crueldad

Animales y Gobierno: indiferencia es crueldad
Jesús Olmos
Máscaras

Máscaras escribe Jesús Olmos

De acuerdo con las últimas mediciones de Greenpeace, casi el 70% de la población en México se mueve en transporte público o caminando ante la necesaria movilidad.

Quienes lo hayan hecho, habrán notado que es basta la presencia de animales (principalmente de perros callejeros), sobre todo en las periferias de las ciudades.

Los animalitos en general, buscan el calor que solemos proveer los humanos, también buscan agua, algún refugio ante el clima sea frío o caliente, y más aún buscan comida. Lo que se nos caiga, lo que se les ponga en un acto de bondad o lo que rutinariamente se les pueda dar.

Algo está mucho muy podrido en el corazón de este país, cuando un sujeto sin escrúpulos usa a un perro como un objeto de presión, lo tira al aceite hirviendo, lo deja morir de dolor y se va impunemente.

Lo que la indignación social hizo con el tema de Scooby, como un niño llamaba al perrito de Tecámac, Estado de México, es otra historia. Es una singularidad venida de la crueldad y atrocidad del caso.

Lo que hay que decir es lo siguiente, por mucho que Sergio N haya sido detenido y muy probablemente sea procesado, ya no solo por el maltrato animal sino porque es un peligro para la sociedad… ¿cuántos más como este ser despiadado? y ¿qué van a hacer las autoridades para proteger a los perritos como Scooby en el futuro?

La crueldad y maltrato en contra de los animales, principalmente aquellos que no tienen un hogar, comienza con la indiferencia de las autoridades, de la sociedad y de quienes no desarrollan una tenencia responsable.

En Puebla capital han sido reiteradas las ocasiones que perritos se acercan al alcalde Eduardo Rivera como pidiéndole algo, se toma la foto, aparece en portadas de periódicos al día siguiente y sigue sin pasar nada.

Lo mismo pasa con el gobernador Sergio Salomón, quien actúa cuando es etiquetado en sus redes sociales, cuando se lo piden personajes influyentes, pero de las manadas que se mueren de hambre y que habitan en las inmediaciones de Casa Aguayo no hay nada.

Al igual ocurre con personajes como Claudia Rivera quién adoptó hasta 3 perros en su trienio, pero solo usa a uno de raza para sus videos en ese intento de darse vida como tiktoker.

La peor de las crueldades fue cuando, en medio de la contingencia por la actividad del volcán Popocatépetl, ninguna de las autoridades hizo nada por estos desamparados. En todos los niveles de Gobierno dejaron a los animales sin protección y a su suerte. Se atendió lo viral, lo que evidenciaron los medios, pero a los demás se les dejó indefensos.

Mientras tanto en las colonias populares, como en Minerales, San Ramón, Castillotla o en las Juntas Auxiliares del norte de la ciudad, como Caleras, Xochimehuacán o San Sebastián, veías por cientos de caninos o mininos, cubiertos de una capa gris que aún no se les quita por completo.

No hay programas, no hay padrón, no hay apoyos, sus campañas son valiosas y loables con tan pocos recursos que tienen, pero también insuficientes. Las defensoras de los animales están cansadas de ser su último recurso, de que los avienten en cajas de cartón en cualquier esquina y ellas tengan que correr para rescatarlos, porque ni en el Gobierno del Estado ni en el municipio toman cartas en el asunto hasta que el asunto se magnifica.  

No hay problema dicen algunos, pero es porque no lo ven. A ver cuando salen de las burbujas de sus casas, palacios y oficinas para ver a la cara a la realidad, no solo quedar bien condenando al “Monstruo de Tecámac” y los otros que todavía se esconden tras el velo del anonimato.

@Olmosarcos_

Jesús Olmos 

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