Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado
Lejos de perderse en el remolino de información, el caso de Xavier Alexander, el presunto pedófilo que detrás de la máscara de director de Relaciones Internacionales de la Organización de Naciones Unidos y casa talentos para el equipo de primera división del Puebla, va en aumento.
Un directivo del Club Puebla que pidió el anonimato para hablar con la reportera del semanario Proceso, “reconoció la necesidad de que el tema se ponga en la mesa de la Liga MX”.
Contrasta notoriamente pues la franquicia del fútbol ha intentado en todo momento deslindarse del bochornoso episodio del personaje acusado de abusar sexualmente de menores a quienes con engaños llevó a vivir a un inmueble en la capital del estado.
Nada de eso parece inquietar a los dueños del fútbol mexicano, una organización que genera millones de dólares cada torneo, a cambio del espectáculo que semana a semana ofrece a millones de fanáticos del deporte más popular en el mundo, incluso por arriba de dignidades y dolor como las que viven las familias de las víctimas de Xavier Alexander.
Una fuente que conoce de las investigaciones que han profundizado desde el 9 de enero en que se desarrolló el cateo y detención del acusado en la casa marcada con el número 4 mil 702 de la calle Campestre del fraccionamiento Santa Cruz Buenavista, dijo al autor de la columna que no son 4, sino 7 las probables víctimas del supuesto depredador.
La Fiscalía de Delitos Sexuales tiene el registro del hallazgo de otros tres niños en ese inmueble, y que fueron atendidos con los debidos protocolos diseñados para la atención de víctimas de violencia sexual, lo que confirma la presencia de un sicópata en el caso de Xavier Alexander.
Y es que el patrón de conducta del imputada encuadra con el perfil psicológico más recurrente que define a quien tiene como forma de vida el abuso en contra de menores, que según definiciones, atenta contra la dignidad humana, denigra y somete a la víctima frente a alguien que usualmente se coloca en una esfera de poder superior.
Ese habría sido el método de Xavier Alexander frente a una comunidad de padres que se rigieron bajo el principio aspiracional de ver a sus hijos convertidos en jugadores de fútbol profesional como herramienta de acceso a un método de vida con más holgura económica, y con menos apremios por la falta de dinero.
Existe literatura abundante sobre los rasgos psicológicos que permiten identificar a un agresor sexual, como el caso que ocupa. Habitualmente son víctimas de alguna sicopatía derivada de eventos que desde la infancia alteraron la personalidad que más tarde se traducen en conductas antisociales, sin mostrar remordimiento alguno.
Ese perfil encaja casi siempre con el personaje que busca con múltiples engaños la cercanía con una o varias víctimas, a solas o en público. Encuentra siempre los mecanismos para que su presencia sea indispensable, tal como sucedió con este sujeto que podría formar parte de una red de tráfico sexual y pornografía infantil.
En efecto, el silencio del Club Puebla y de la Liga MX es ofensivo y hasta cómplice si cualquier adulto se asoma a revisar técnicas para hacer entrevistas y exámenes médicos para la confirmación de una víctima de cualquier depredador de menores, como comienza a parecer el caso de las víctimas del imputado y detenido desde principios del mes de enero.
@FerMaldonadoMX
