El condimento del Carnal Marcelo

El condimento del Carnal Marcelo
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

Hace exactamente siete meses, el 7 de febrero, la entrega de esta columna anticipó con matices el escenario que hoy domina la conversación y que mantiene prendido del alfileres la legitimidad del proceso de selección de Morena para escoger la carta con la que jugará en 2024 para conservar el poder público.

No sólo está en juego la Presidencia de México, sino la extensión del movimiento político y social que Andrés Manuel López Obrador echó a andar desde los tiempos del éxodo por la democracia de su natal Tabasco hasta llegar a Palacio Nacional.

En aquella entrega es dijo que el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, está por ponerle sabor a la contienda que promete mucho más que la competencia constitucional presidencial de 2024, en la que hasta antes de la primera mitad de enero parecía tener una única favorita, con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo.

La conclusión derivaba de un conjunto de escenarios previstos ante el cúmulo de mediciones en los que la oposición al partido Morena carece hasta ahora de un competidor con suficiente rentabilidad electoral como para hacerle sombra por la presidencia y los cargos en disputa en el verano del próximo año. No estaba en ese pasado reciente la figura de Xóchitl Gálvez.

El cambio perceptible apenas para los observadores y analistas en el tablero de la política nacional tendrá, sin duda, repercusión en la mayoría de los estados en los que habrá relevo de gubernaturas, como ocurre con los casos de Puebla, Veracruz y Morelos, dominados por el partido hegemónico.

En Puebla, en donde aún no hay nada para nadie, el factor Ebrard, más que Ricardo Monreal, en ese entonces recién habilitado como “corcholata” y coordinador de los senadores de Morena, cambiaría el mapa político y eso lo sabían los equiperos de quienes han levantado la mano para participar de esa contienda política.

Para nadie era un secreto y tampoco hay mucho que interpretar luego de lo sucedido en la Ciudad de México en la primera semana del mes de enero de este año, con el accidente del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que dejó a una joven mujer sin vida de nombre Yaretzi y que pilló a Sheinbaum en Morelia, Michoacán, a donde acudió a impartir una conferencia sobre gobiernos exitosos.

Desde esa primera semana de enero a la fecha, el posicionamiento en diversas mediciones ha caído, para ceder en algunas el primer lugar, y otras en empate técnico con quien se ubica en mejores condiciones de competitividad por razones que derivan de dos circunstancias, fundamentalmente.

La primera de ellas es el perfil que el propio Ebrard ofrece frente al electorado, los habitantes de la capital y la clase política. Con un largo camino recorrido desde que creció en el ámbito de la política con Manuel Camacho Solís (1946-2015), un exasesor que rompió con el PRI luego de la crisis de 1994 con la irrupción de la guerrilla en Chiapas y el homicidio del candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en Lomas Taurinas, Tijuana.

El otro ángulo que hacía ver con mayor solvencia política al excanciller es el trabajo que desde esa instancia ha desplegado con éxito notable. A la capacidad negociadora, se debe añadir el logro de la realización de la Cumbre de Líderes de América del Norte, con la estancia en México del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el premier de Canadá, Justin Trudeau.

La leyenda en bardas de diversos puntos de país en los que se lee “Los jóvenes con Marcelo”, como si de grafitti se tratara, además de las publicaciones en la red social de TikTok, hablaban de una actividad de comunicación política que apunta a un segmento de la población reacio a la política y el ejercicio de gobierno por una razón adicional: Ebrard era un perfil atractivo, como lo fue su mentor en 1994, Manuel Camacho Solis. La historia se repite, el sabor y el ingrediente a la interna la puso el Carnal Marcelo.

 

@FerMaldonadoMX

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