La dupla mediocre

La dupla mediocre
Fernando Maldonado
Parabólica

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

Si la purga es ejemplar en el cuarto de guerra del ex secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández luego de haber quedado en cuarto lugar en la encuesta, por debajo del diputado con licencia por el Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña, los primeros nombres que deberán colocarse en la mes son los del ex marinista Francisco Ramos Montaño y el ex morenovallista, Fernando Manzanilla Prieto.

Para nadie era un secreto que ambos personajes operaron la deficiente campaña de posicionamiento en Puebla, una de las entidades del país en los que mas dinero se invirtió, para impulsar al amigo de juventudes del presidente Andrés Manuel López Obrador en su natal Tabasco.

Mal retribuyeron al gesto de cortesía política al competidor por la nominación a la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación que se comprometió a hacer lo necesario para convertir al diputado federal Ignacio Mier en candidato al gobierno de Puebla en 2024.

Ramos y Manzanilla se apropiaron de la estrategia de tierra por sobre el esfuerzo del diputado local Roberto Solís, formalmente nombrado coordinador de López Hernández, previo a los cierres efectuados en la entidad.

Las deficiencias fueron detectadas de manera tardía, pues ya ni con la llegada de Poza Rica del aliado de Adán Augusto, el empresario Fernando Padilla Farfán se pudo salvar del naufragio.

Los refuerzos del cuartel del contendiente decidieron apuntalar a Solís frente a la embestida del grupo de Manzanilla, pero fue demasiado tarde. El barco se hundía con todo y los presupuestos que se destinaron para convertir a la pieza con que el presidente López Obrador decidió jugar en el tablero de la 4T.

Ambos personajes, Francisco Ramos y Fernando Manzanilla se han vendido como dos grandes operadores políticos; sin embargo, el resultado de su trabajo ha sido deficitario, según se puede ver en una revisión superficial de su vida pública.

Ramos Montaño fue subsecretario de Gobernación al inicio del gobierno de Miguel Barbosa y Manzanilla titular del área. La torpeza política exhibida les costó su estancia en la administración pública pues el subsecretario aquel hizo correr la versión de que ante el eventual deceso del mandatario en turno, sería Manzanilla Prieto el sucesor.

No sólo fue imprudente, sino indiscreto porque apenas se dejó la versión en la mesa cuando ya toda la clase política sabía que en el gobierno de Barbosa existía un ala con impulsos carroñeros. 

Ramos Montaño debe su crecimiento político y relaciones a la familia del ex gobernador Mario Marín, de donde saltó al peñismo, en donde su exsuegra caída en desgracia, Rosario Robles introdujo.

Manzanilla Prieto también se ha movido en función de sus intereses personales. Rompió con su familia política cuya cabeza era el exgobernador Moreno Valle, lanzó un partido político de corte confesional como el Partido Encuentro Social, junto con Hugo Eric Flores Hernández con quien también se distanció.

Ya sin la red de relaciones de los grupos de donde emergen y sin acceso a presupuestos para la compra de voluntades, ambos suelen ofrecer resultados mediocres, que nadie se engañe.

 

@FerMAldonadoMX

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