El enfermo de San Miguel

El enfermo de San Miguel
FerMaldonado
Eukid Castañón Herrera

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

Eukid Castañón ingresó al Hospital General del Sur severamente afectado por un padecimiento estomacal, al medio día este miércoles.

El interno del penal de San Miguel exigió ser llevado al hospital privado Angeles, que se ubica en la exclusiva zona de la Atlixcáyotl, pero se le negó.

En cambio fue ingresado al hospital público localizado en la populosa zona de San Ramón, al sur de la capital de Puebla en la que es común observar al rededor de ese enorme conjunto de edificios desgastados por el uso y el tiempo, puestos de fritangas, tamales y vendedores de féretros.

No se trata de una analogía ni señal perniciosa, sino un síntoma natural de las leyes del mercado porque toda oferta corresponde a una demanda. Había que ver cómo se vendían las cajas para cadáveres de madera en los peores tiempos de la pandemia por el Covid-19.

Ahí fue llevado el hombre fuerte que operó la campaña interna en todo el país del difunto Rafael Moreno Valle, que quiso ser candidato y luego presidente bajo las siglas del Partido Acción Nacional.

No le fue concedida la enérgica petición para ser ingresado al sistema de hospitales privados en la zona metropolitana de la capital, caracterizado por su complejo diseño arquitectónico, con enormes muros blancos y estilo minimalista.

Demostró el sistema carcelario en Puebla que no hay privilegios ni distingos para internos como ha sucedido en el pasado y, ademas, que el curso del proceso político que vive Puebla no tendrá la presencia de sombras ominosas que operan en demérito de la salud democrática y voluntad ciudadana.

Una imagen que fue hecha llegar la madrugada de jueves a este columnista permite apreciar al presunto responsable de delitos financieros y fiscales postrado en una camilla.

La rendición del cuerpo del hombre sobre quien pesaron todo tipo de acusaciones en el pasado, el tiempo en que gozó de enorme influencia y poder, es notoria.

Se observa con bata hospitalaria, un brazalete en la muñeca del brazo derecho; al momento de la captura de esa imagen reveladora descansa los ojos, cerrados en señal de agotamiento.

La postura que se alcanza a distinguir es la de un hombre con el ceño fruncido, por el dolor físico producto de la fuerte infección intestinal.

La mano derecha descansa sobre el brazo izquierda, en el que se adivina, fue colocada la aguja y la sonda para proveerlo de suero que permita hidratar el cuerpo.

Cerca del rostro, una botella de gatorade a medio consumir, un producto habitual utilizado para ayudar a recuperar líquidos que el cuerpo pierde tras actividades físicas intensas, o por fuertes diarreas.

Se trata de un cuadro que confirma además, que el interno de San Miguel debió ser hospitalizado por una enfermedad real y no por fueros o privilegios que han hecho del sistema penal un oasis de impunidad para los poderos.

No por lo menos en los tiempos que corren, con un sistema político que privilegia el derecho por encima de cualquier otra agenda e intereses creados.

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