Crónica roja

Crónica roja
Fernando Maldonado

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

 

Se delinque porque se puede y se asesina porque los mecanismos de búsqueda y posterior sanción de los responsables resultan deficientes. Los agentes investigadores hacen un mal trabajo y los jueces hacen como que ignoran esa forma de trabajar para tener una mejor coartada y dejar salir a homicidas, estafadores, violentadores y secuestradores.

Aquí se han documentado múltiples casos en los que los juzgadores dispensan penas discrepantes con el grado de peligrosidad y seriedad de los actos delictivos en detrimento de las víctimas que ven con frustración el desvanecimiento de las imputaciones.

Es una condición que prevalece en el aparato de justicia a nivel general en el país y esa circunstancia favorece el clima de inseguridad e impunidad, dos mediciones que son exactamente proporcionales al crecimiento de la desconfianza social en el aparato de justicia.

Dos prendas permiten confirmar que además ya no es impedimento que los grupos delictivos actúen en medio de concentración de personas, en zonas altamente frecuentadas o en la plenitud del día. Las sombras de la noche o ámbitos deshabitados ya no son suficientes para atentar contra objetivos en la mira.

El más reciente fue el del café Starbucks que se ubica en el estacionamiento de la plaza comercial Las Animas. Quienes conocen la zona saben de la afluencia de personas que la zona tiene a toda hora del día, sobe todo en horas de la mañana con al menos tres polos que concentra el interés general.

Ahí esta la renovada Comer y la zona de restaurantes que ha impreso una dinámica comercial a una zona que parecía en extinción; un lavado de autos que es útil para las clases medias de la zona; la plaza El Triángulo, que reúne ginmacios, cines y zonas comerciales y clínicas; y por si fuera poco, el Walmart en el mismo perímetro.

A unos metros del sitio en el que se produjo el homicio de la mañana de martes, en la avenida Zavaleta la madrugada de domingo una persona fue ultimada a golpes, el agresor utilizó una llave de cruz, en los sótanos de la ciudad corre una versión que habla de un desquite entre ladrones de autopartes.

Victimarios y víctima formarían parte de bandas rivales en ese renglón, lo que lleva a una hipotesis paralela: ¿hasta donde quienes se dedican a robar llantas, espejos y otros aditamentos de automóviles están dispuestos a disputar el mercado como si de narcos se tratara?

En junio de este año sucedió una persecusión y detonaciones de armas de fuego en otro establecimento de Starbucks en la zona de la Atlixcáyotl, excatmente frente a dos compejos de educación superior como el Complejo Cultural Universitario y el Tecnnológico de Monterrey.

Las imágenes en redes sociales documentaron la forma en que los comensales en la cafetería que se encuentra a unos pasos del Centro Integral de Servicios -sede del gobierno- y del excluviso desarrollo habitacional La Vista, tuvieron que tirarse al piso, como se ha visto en otras ciudades que viven crisis en materia de seguridad.

Lo que ha sucedido en la capital de Puebla no puede ser una buena tarjeta de presentación para quien se dijo listo y puyó con ella la expresión aquella de que deben temblar los adverdarios. La línea disfursiva, cuando no se acompaña de hechos tangibles, termina por devaluar la oferta política.

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