Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
La tragedia para el pueblo de Guerrero, lo es para todo el país; exhibió además a la clase política mexicana. A la crisis derivada por los devastadores efectos del paso de Otis por la costa de Acapulco, vino la que exhibió oportunismo, voracidad, mezquindad general.
Sobre las desgracias, que se cuentan por cientos de miles para los habitantes de ese paradisíaco lugar, prestadores de servicios, empresarios y trabajadoras y trabajadores, se vino a sumar el del canibalismo político.
Incluso para quienes forman parte de un mismo partido, correligionarios, compañeros de aventura también afloró la disputa en un escenario cuyo telón de fondo es la pelea por el poder público.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, el objetivo prioritario de una mitómana oposición reiteradamente exhibida por las reiteradas campañas de artificio, volvió a ser blanco de los obuses denigratorios y feroces.
Incluso para analistas y líderes de opinión caracterizados por el rigor de su trabajo, terminaron por exhibir fobias personales a partir de las imágenes repetidas por millones en redes sociales, por haber intentado llegar a la zona devastada por tierra, en lugar de recurrir a la flota aérea del Estado Mexicano.
Convenientemente excluyeron el análisis de meteorólogos -incluso del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos- que habían advertido del fenómeno evolutivo de la tormenta tropical que en horas terminó en categoría 5, y en consecuencia los vuelos aéreos no eran una opción.
Desde la misma trinchera política, en Morena, también abrieron fuego en contra de uno de los -aún- suyos como Marcelo Ebrard por haber enviado “cajas vacías” cuando lo que en realidad el contenido de los apoyo eran sandalias para el uso de damnificados.
Durante días se creó una realidad inexistente, especialmente de ese disminuido segmento poblacional que ve en López Obrador de los males en México que también resultan artificiosos: “el gobierno” incautó la ayuda que llega damnificados.
Un empresario poblano que tuvo la iniciativa de convocar a un grupo de hombres de negocios para recaudar ayuda, próxima a ser enviada confirmó al autor de la Parabólica la mentira detrás de esa campaña mentirosa.
“No es cierto que se estén quedando con la ayuda”, dijo este fin de semana, luego de atestiguar en primera persona dos escenarios, la insuficiencia institucional ante la emergencia y la de grupos organizados para llevar lo necesario. Quienes han querido llegar a ese puerto con alimentos, medicamentos y enseres para el aseo personal, lo pueden hacer sin impedimento alguno, porque tampoco existen retenes del Ejército.
De la campaña hostil armada en medios y redes por malquerientes de la 4T, al oportunismo … de la propia 4T, es tan condenable como quienes se ubican en ese espectro de la política: los fifís.
Así vimos a un sonriente Julio Huerta, aspirante a la candidatura a la Defensa de la Transformación en Puebla, sonriente y ajeno a una tragedia que ya debía ser objeto de luto nacional por los casi 50 muertos y la cifra en aumento, montado sobre los estribos de tráilers que llevaban apoyos a los guerrerenses como si se dirigiera a una fiesta de fin de semana.
Habría que detenerse a revisar los comentarios que ese tipo de publicaciones para advertir que existe un rechazo brutal a ese tipo de promociones personalizadas en tiempos de duelo.
La tragedia provocada por Otis es exactamente proporcional a la pobreza ética de una clase política habituada a la carroña.
Y no es una metáfora.
@FerMaldonadoMX
