Lalo ya es el blanco

Lalo ya es el blanco
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

Un grupo de trabajadoras de limpia en el municipio de Puebla llevó reclamos a las puertas del palacio municipal en demanda de cumplimiento de un conjunto de derechos, entre ellos el pago de sus ahorros, dijeron.

Casi podría decirse que se trata de la cotidianidad en una ciudad de las dimensiones de la capital cuya vida vertiginosa obliga a normalizar casi todo tipo de protesta callejera.

El reclamo de diversos gremios que suelen dolerse de padecer atropellos colectivos o individuales son legítimos en su mayoría, pero también producto de actividades de grupos de interés que buscan imponer agendas propias.

El asunto con las llamadas casi con ternura “naranjitas” por el color naranja del uniforme que visten a la hora de desempeñar el trabajo de barrido manual y aseo de la capital puede ser visto como ese reclamo legítimo por atropellos de la gestión que encabeza Eduardo Rivera Pérez, o una artificiosa campaña política.

Es así como deberá leerse todo tipo de manifestación gremial en la vía pública por que a partir de este fin de semana, el panista posee condición de precandidato por el PAN en 2024.

No fue Marko Cortés quien en esta ocasión le confirió ese perfil a Rivera Pérez, como sucedió hasta en dos ocasiones en el pasado reciente, sino la dirigencia local con Augusta Díaz de Rivera, cuya trayectoria en la escena pública esta fuera de discusión y de toda duda.

Es la beligerancia de las manifestantes lo que permite establecer un termómetro de la repulsa, artificial o legítima, la que el presidente municipal deberá enfrentar en la medida en que se acerque el proceso comicial.

“Eduardo Rivera es cómplice de Chava (¿?) y quiere utilizar nuestros ahorros para financiar su campaña a la gubernatura de 2024” decía una cartulina que portaba una de las mujeres que participó de la manifestación.

Otro mensaje en manos de un par de inconformes era aún mas desafiante: “Eduardo Rivera nos manda a golpear por exigir nuestros derechos”, aún y cuando no había nadie en el entorno de la manifestación en forma amenazante e intimidatoria.

Y quienes conocen el perfil del edil panista de la capital podrían coincidir en que no encaja en el modelo del personaje que hace política con mano dura e irascible que ya se ha visto en otras épocas.

No existe por ejemplo un punto de comparación con el presidente municipal de filiación panista a quien incluso le fueron suspendidos sus derechos como militante que gobernó la capital con macana y porrazo entre 2002 y 2005, Luis Eduardo del Sagrado Corazón de Jesús Paredes Moctezuma.

Ese presidente municipal utilizó sin dudar la fuerza pública contra un grupo de sindicalizados, adultos mayores en su mayoría, que dio como resultado que al menos tres perdieran la vida por traumas posteriores, según acusó en su momento el dirigente sindical de la época Israel Pacheco.

Existe una corriente de opinión empeñada en crear en el imaginario una imagen intolerante de un militante panista que ha dado muestras sobradas de moderación en su conducta como servidor público y proclive a dialogar con actores y adversarios hasta en las escenas mas turbulentas.

La moderación y equilibrio que acompañan a Rivera Pérez está lejos de convertirlo en un simil de Paredes Moctezuma, pero guarda una condición con aquel polémico edil: también quiere ser gobernador.

En consecuencia deberá enfrentar manifestaciones cada vez mas recurrentes y virulentas porque en política, ya se sabe, el mejor contrincante es el que no llega a la competencia.

La dirigencia panista en Puebla lo colocó ahí y ahora deberá tener cuidado de que no le descarrilen al mejor competidor que tiene entre sus cuadros si es que quiere llegar en condiciones de rentabilidad política y electoral el próximo año.

 

@FerMaldonadoMX

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