Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
Si nada cambia para este fin de semana, Puebla tendrá en los próximos días a los dos primeros precandidatos a la gubernatura por las fuerzas políticas dominantes en la escena. Se trata del senador Alejandro Armenta y el presidente municipal de la capital, Eduardo Rivera.
El primero por Morena-PT-Verde y el segundo por el PAN-PRI-PRD. Pareciera una obviedad vaticinar que ambos perfiles se encaminan por esa ruta, pero no lo es si se atiende con rigor a la línea de tiempo establecida en la ley electoral.
Es altamente probable que esa misma condición adquiera el líder del Movimiento Ciudadano, Fernando Morales Martínez, hijo del ex gobernador priista Melquiades Morales, a quien no se le debe regatear trabajo y capital político propios, andado un largo camino en la jerga partidista.
De una u otra manera, Armenta por la coalición oficialista y Rivera por la oposición adquirieron esa condición formal en las últimas horas, cada uno en su espacio de influencia como ya cuentan las crónicas de prensa.
El senador será gobernador, vaticinó Claudia Sheinbaum en el primero de los cuatro puntos que abarca su gira por Puebla, que comenzó en Acatlán de Osorio este miércoles, proveniente de Tlapa de Comonfort en Guerrero.
Se trata del primer y más decidido apoyo público de la ex Jefa de Gobierno de la capital del país hacía un aspirante a la precandidatura en uno de los nueve cargos en disputa en 2024, entre los que destaca la Ciudad de México.
Coincidencias de la política, unas horas antes del futurismo con el que jugó Sheinbaum en la Mixteca, en la capital poblana el panista daba un paso sin retorno en la búsqueda de la nominación de la que ya se ha escrito con abundancia.
Decidió confirmar su propia circunstancia como aspirante al gobierno poblano en un escaparate inmejorable: la comida de fin de año en palacio municipal con directores de medios de comunicación y los más influyentes líderes de opinión.
El edil no da paso en falso, todo tiene un cálculo previo y difícilmente está en su agenda el factor improvisación para evitar llevar en la bitácora de cada día saldos negativos que más tarde se conviertan en negativos o facturas por pagar, sobre todo si se pretende competir con solvencia electoral.
Eduardo Rivera actuó en consecuencia, construyó su propio espacio como anfitrión de quienes construyen la agenda pública y anunció que “por supuesto yo quiero compartirles que inmediatamente que los partidos políticos saquen esa convocatoria para participar en el proceso interno para escoger al candidato a gobernador, haré mi propio pronunciamiento porque voy a participar con toda la fuerza para ganar la gubernatura del estado”.
Armenta vs Rivera será pues la apuesta por la que se van a decantar los electores. El pronóstico es discutido, reflexionado en mesas de café y corrillos de todo tipo porque la que viene será una elección atípica, como sucede cada periodo en el que hay relevo de poderes.
Se trata de dos competidores que han ganado y perdido elecciones, pero sin duda, expertos en la materia electoral y sobradamente competitivos. Documentar lo que está por comenzar
en horas será decisivo para poder aventurar un desenlace, se sugiere aplomo para el ejecicio, aún y cuando para la pelea por el poder público se reqiere pasión. De eso también lo saben quienes ya están en el arrancadero.
@FerMaldonadoMX