Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
La que comienza, penúltima del convulso 2023, será la semana del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina que este 14 de diciembre cumple un año al frente del destino de Puebla, a partir de que el Congreso de Puebla lo hizo mandatario sustito tras el deceso de Miguel Barbosa, ocurrido el 13 día, 24 horas antes.
El próximo jueves en el Auditorio Metropolitano ofrecerá un corte de caja de lo que se ha realizado en los últimos 12 meses de gestión gubernamental en una etapa de la vida política para la que ciertamente se preparaba, pues pasadas las semanas, se supo sería la carta del propio Barbosa para pelear en la interna de Morena la nominación.
Se puede anticipar que en este penúltimo tramo de gobierno que comenzó en 2019 con el triunfo de la izquierda en el territorio, se desmontó la política de confrontación como narrativa gubernamental para iniciar un diálogo público y continuo con todo tipo de personajes de la escena, algunos de ellos inmerecedores de ello.
El restablecimiento del acuerdo y los puentes de comunicación con sectores con quienes no sólo se marcó distancia, sino al contrario como el empresarial sufrió una modificación sustantiva, por ejemplo. Los líderes del Consejo Coordinador Empresarial como Héctor Sánchez, de las cámaras restauranteras y de la construcción, como Carlos Azomoza y Gustavo Constantini son testimonio vivo de la nueva etapa de diálogo-gobierno.
La toma de decisiones que inciden en la actividad productiva tiene el consenso con quienes lideran sectores productivos, pero las que se mueven en el ámbito legislativo y político también descansan sobre un articulado andamiaje de diálogo entre los líderes de grupos parlamentarios y liderazgos políticos y sociales permanentemente en la escena.
Algunos de los más cuestionables perfiles políticos que fueron señalados de irregularidades en sus encargos ya regresaron a las andadas ante la mirada del poder público que ha dado muestras palpables de la existencia de libertades sin restricciones ni simulaciones y eso que algunos vienen con ganas de camorra venganza.
Uno de los mayores méritos de Salomón Céspedes ha sido el de la mesura, incluso por encima del agravio público y en privado. En el ejercicio de gobierno debió soltar amarras del grupo que lideró Barbosa hasta su muerte hace un año, lo que era entendible dado el perfil del nuevo gobernante.
Y desde luego no se puede desdeñar el diálogo público y respetuoso que ha mantenido con otro factor de poder en la capital, pero de militancia diversa: el edil de la capital y precandidato al gobierno, Eduardo Rivera Pérez, el más competitivo cuadro del Partido Acción Nacional, con quien se le vio la semana previa en el arranque de los trabajos de infraestructura en los alrededores de la Central de Abasto.
La fotografía de ambos en el evento público deberá ser guardada antes de que la pasión electoral arrebate buenas intenciones y cordialidad política, pero ese escenario aún no se puede dar, por cierto. La intensidad de las campañas marcará ese derrotero y será público y notorio.
El otro valor que deberá ser analizado con detenimiento es el papel que jugó en el proceso interno de Morena para que toda persona aspirante a la Coordinación de la Defensa de la Transformación hiciera tarea política con piso parejo, que lo puso a salvo de la diatriba de competidores que no pudieron concretar pretensiones presidenciales.
El corte de caja de Sergio Salomón que compartirá con la sociedad poblana será un antes y un después desde que asumió esa responsabilidad con todo el peso de lo que ello significa. Ya la encuestadora Rubrum lo colocó como el séptimo mandatario mejor evaluado en México pues casi siete de diez personas consultadas le dieron aprobación en desempeño, seguridad y cercanía con la gente.
@FerMaldonadoMX
