Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
La polarización política que vive el país está por irrumpir en la mesa a la que todos los dos son convocados camaradas de proyecto, compañeros de partido y hasta aliados en la Legislatura.
Esa es la antesala en la que serán recibidos los aspirantes a la candidatura a la presidencia de México por Morena en 2024, acaso los más cercanos y leales al presidente Andrés Manuel López Obrador; a saber, Claudia Sheinbaum Pardo, ex jefa de gobierno de la Ciudad de México y Adán Augusto López Hernández, ex secretario de Gobernación, paisano del mandatario.
Dardos cargados de ponzoña lanzados entre sí, que alcanzaron a Juan Carlos Natale, diputado federal por el Verde y representante de Marcelo Ebrard, el ex secretario de Relaciones Exteriores.
¿Quién abrió fuego primero?, Natale acusó inequidad en la interna del Movimiento de Regeneración Nacional en Puebla respecto de apoyos y facilidades para las corcholatas, con efectos negativos para Ebrard Casaubón, según se dolió.
Este miércoles el coordinador de Sheinbaum Pardo en Puebla, el ex secretario de Gobernación., Julio Huerta Gómez exhortó a Natale y al diputado del Partido del Trabajo y representante de López Hernández, Roberto Solís, a abandonar sus respectivos cargos legislativos para continuar con el trabajo político de sus respectivos representados.
No deja de ser una proclama que entraña desventaja porque el ex funcionario es en sí mismo un contendiente por la candidatura al gobierno de Puebla y rival de Alejandro Armenta, presidente del Senado e Ignacio Mier, coordinador de la mayoría legislativa en San Lázaro.
Estaba obligado a dejar el encargo en Casa Aguayo, en consecuencia, a diferencia de los otros dos coordinadores que han evitado subrayadamente expresar aspiraciones políticas ulteriores.
No es que no las tengan como actores de la vida pública, pero han sido bastante más discretos en revelar sus respectivos juegos de cartas, reservadas para la hora de sentarse a la mesa en el reparto de posiciones.
En medio de toda esta diatriba, el silencio omnipresente de la dirigencia de Morena en manos de Olga Romero Garci-Crespo.
El mudo arbitraje de un tempranero pleito político entre aliados de proyecto no sólo siembra en tierra fértil la discordia que suele producir pleitos irreconciliables, sino al mismo tiempo, obstruye el afán conciliador de Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
El espectáculo montado en las últimas horas tiene más turbulencia política que el discurso acomodaticio de la oposición respecto del activismo de los cuadros de Morena.
Es la consecuencia de la ausencia de un liderazgo político en el partido oficial que propicia desencuentros en una ruta que no tiene retorno porque se trata de la disputa por el público.
Jugadores dispuestos a la rudeza en la cancha por la ausencia de reglas definidas y acordadas con la jefatura política local, como sucedió en el plano federal.
La pelea está por comenzar, y no necesariamente entre miembros de trincheras contrarias, sino entre aliados y compañeros de proyecto de nación.
La campal está a la vuelta de la esquina. Alguien deberá conciliar, pero no se ve quien.
@FerMaldonadoMX