Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Aunque se le han dado todas las oportunidades para sumar y para sumarse genuinamente, con sus berrinches superados, al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y al respaldo a la precandidata presidencial, el excanciller Marcelo Luis Ebrard Casaubon mantiene un extravío, ya sin siquiera proyecto político, que delata una estrategia de chantaje, para presionar a la entrega de cargos. Su comportamiento es exactamente eso que el presidente de la República ha descrito como el de un “ambicioso vulgar”.
Casi tres meses y medio han trascurrido desde que Ebrard perdió por paliza en las encuestas que dieron como indiscutible ganadora a Claudia Sheinbaum Pardo.
El trauma inicial del extitular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y su pueril arrebato de ausentarse en la ceremonia del anuncio de los resultados, pareciera que no lo ha podido resanar el político que ha trashumado por cinco partidos.
Marcelo Luis, convertido ahora en un personaje irrelevante en la vida interna de su partido y en la arena pública del país, estuvo este martes en Puebla. Sus huestes, antes de actitudes rabiosas, hoy aseguran que están “con la transformación y con la doctora”; sin embargo, lo dicen como simulación.
El excanciller se reunió con el coordinador estatal de la Defensa de la Transformación, Alejandro Armenta, pero él y sus allegados fueron incapaces de entender que se trató de una cortesía política del poblano, con énfasis de inclusión, pero nada más. Nunca una actitud de respaldo de las pretensiones y ambiciones de Ebrard.
¿Qué gana Marcelo Luis poniéndose “bravo” o simulando ser un dirigente de movimiento, al cual no se ha sumado ciento por ciento?
El excanciller, además, ofrece apoyos que no tiene y que no le corresponde brindar, porque no se ha sumado total y genuinamente a Claudia Sheinbaum.
¿Por qué le cuestan tanto trabajo a Marcelo Luis reconocer el triunfo y el liderazgo de Sheinbaum? No hay que perder de vista que todos los liderazgos reales, por todo el país, y todos los institutos políticos que integran la coalición “Seguimos Haciendo Historia”, ya lo han hecho.
Marcelo sigue perdido en su propio laberinto. Está extraviado y la única explicación lógica es su vulgaridad y su ambición.
El porfiado dirigente de un supuesto movimiento que no va a ningún lado está además dejando en la ignominia y en la inopia a sus seguidores, los pocos que todavía le quedan.
Ahí está el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y su dirigencia en el estado.
Está ahí el estruendoso xenofóbico —así se comportó y así se dio vuelo ofendiendo a Sheinbaum— Juan Carlos Natale López, diputado federal plurinominal, como protagonista de esa abyección en Puebla.
“Aquí no hay interés personal o de grupo que esté por encima del interés del pueblo. No hay cabida para ambiciosos vulgares, aquí se lucha por ideales, por principios”, fue la sentencia de Andrés Manuel López Obrador en su conferencia matutina del viernes 18 de agosto, cuando estaba en desarrollo el proceso interno de Morena para la selección de su virtual candidata presidencial.
En esos días, ya Claudia Sheinbaum lideraba todas las encuestas serias. Era puntera y crecía con las semanas. Sigue imparable.
La advertencia, las cifras y la realidad, entonces no las supo leer Marcelo Luis.
Hoy sigue sin saberlo hacer.
@Alvaro_Rmz_V