Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Si se afina el oído para escuchar los discursos del presidente del Senado de la República, Alejandro Armenta, se podrá notar que desde el 13 de enero sus conjugaciones son solamente en futuro. “Cuando estemos… cuando hagamos esos cambios… cuando logremos”. Ya no pone como posibilidad su competencia en 2024 y su posible triunfo en las urnas por la gubernatura ha tomado otro énfasis.
Aquel 13 de enero, por invitación personal en llamada telefónica del secretario de Gobernación federal, Adán Augusto López Hernández, el poblano apareció en un encuentro-mitin en el Centro de Convenciones.
Los porristas del diputado Moisés Ignacio Mier Velazco, que se creen el cuento de que es la carta del Presidente, cometieron el grave error de anunciar que aquel encuentro, formalmente anunciado como un diálogo sobre la Reforma Electoral, sería el “gran destape” del de Tecamachalco a la gubernatura.
Cayó muy mal ese atrevimiento soberbio, que fue dictado desde el equipo de Mier y posiblemente por él mismo. Todos los heraldos del diputado quedaron en ridículo y el daño que le causaron fue demoledor.
Hasta antes de ese día, el senador de Morena conjugaba los verbos con adverbios de posibilidad: “si llegamos, si los poblanos quieren, si el voto nos favorece…”, algo así decía en sus declaraciones.
Por cierto, Alejandro nunca ha dicho “seré el candidato”, como sí lo ha hecho Mier, porque eso lo pone al filo de la inhabilitación. Moisés lo hizo la semana pasada y se clavó una estaca en el corazón.
Armenta es cuidadoso con las referencias a los cargos, aunque sus conjugaciones son en futuro, afirmativas, sin adverbios, y deja ver su seguridad.
Aquel 13 de enero y ante el descaro y las mentiras en torno al encuentro en el Centro de Convenciones, que ni de cerca se trató de un destape, Adán Augusto debió marcar distancia de Moisés y actuar con equilibrio.
Subió formalmente a Alejandro a la contienda, frente a los bigotes del primo de Tecamachalco. Incluso sus invitados, terminaron apapachando a Alejandro con demostraciones de afecto.
A pesar de que dijo que no lo haría, el tabasqueño López Hernández sí fungió como réferi, pero levantó dos manos, no una solamente.
El caso es que, como Armenta es el puntero, aquel día el beneficio mayor fue para él.
Desde entonces, en sus encuentros con periodistas, en sus conferencias, en sus cotidianas reuniones, Alejandro Armenta conjuga en futuro, pero despojado de soberbia, sino más bien asumiendo los retos que representa el horizonte.
“Es necesario no confiarse y es necesario lograr la unidad… Voy a estar sin duda en la boleta de 2024”, nos dijo Armenta hace unos días en entrevista.