Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
El secretario de Gobernación de Puebla, Julio Miguel Huerta Gómez, ha comenzado a ser medido en su potencial electoral muy recientemente. Está apareciendo ya en encuestas levantadas a partir de marzo y abril, pero la sola posibilidad de que sea el candidato de Morena a la gubernatura lo ubica en una franja altamente competitiva.
Esta semana la empresa Consulta Mitofsky publicó el estudio sobre Puebla, que desarrolló para el diario El Economista, donde Julio Huerta es tercero en la carrera a la gubernatura por Morena; aunque realmente debe considerarse segundo, pues Claudia Rivera Vivanco, que aparece en el segundo peldaño, está hoy técnicamente inhabilitada para aparecer en las boletas.
Además, a Julio hay que medirlo en relación con los otros aspirantes varones, pues si se requiere el género masculino en la boleta para Puebla por Morena es contra quienes competirá.
Si la opción es para un varón, Julio Huerta estará en las encuestas del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para definir a su candidato. Y estará en la batalla final. No hay dudas.
Su irrupción como segunda opción de los varones, por debajo del presidente del Senado de la República, Alejandro Armenta, debe leerse como un efecto lógico de su trabajo en la última década.
Julio Huerta ha sido un operador estatal desde hace varios años y, especialmente, desde 2018, cuando el finado gobernador Miguel Barbosa Huerta ganó la primera contienda por la gubernatura, por más de 10 puntos, que en su momento también reportó la empresa Consulta Mitofsky, aunque luego su propietario y director, Roy Campos, haya sido doblado por el morenovallismo para desdecirse del estudio que, con precisión, estableció el triunfo de Morena en la gubernatura poblana.
Ese pasaje quedará como mancha en la vida, no solamente profesional, sino personal de Campos. Pero lo cierto es que aquella noche del domingo 1 de julio de 2018, cuando Televisa dio a conocer los números de Mitofsky, quedó clara la eficiencia de esa encuestadora.
Julio Huerta, por cierto, fue parte fundamental de ese triunfo de Barbosa, tanto como del segundo en la elección extraordinaria de 2019. Es además identificado plenamente con la izquierda.
También fue exitoso y eficiente operador en los años de la administración pública barbosista. Huerta tuvo siempre el control y el pulso del estado, desde su primera responsabilidad en la Secretaría de Gobernación estatal, de la que es titular desde diciembre pasado.
En la medición de El Economista, Julio Huerta aparece con un potencial de 12.5 por ciento entre los morenistas, como favorito para ser el candidato, y de 7.4 por ciento entre la población abierta.
El dato relevante es la facilidad con que Huerta rebasó, en apenas tres meses, desde que comenzó realmente a medírsele, al diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco.
Lo cierto es que su trabajo en los últimos años es la fortaleza que comienza a tener un reflejo aritmético en las mediciones.
De botepronto, la lógica indica que el crecimiento de Julio seguirá y vendrá cada vez más despegándose de Mier y acercándose a Armenta.
Un elemento que favorece al titular de Gobernación estatal es la fórmula que ha sabido hacer, de facto, con la titular de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR), Ana Laura Altamirano Pérez.
Con ella recorre varios puntos del estado y hay trabajo en equipo, porque además no hay posibilidad de competencia entre ellos, por el género.
Pareciera que hay un trabajo en fórmula: “si es mujer vas tú, si es hombre voy yo” y eso los fortalece.
Huerta es segundo en las mediciones, en la proyección de que la candidatura sea para hombre.
En tanto, quien se queda atrás, se ve cada vez más lerdo y sin reflejos.
No basta gastar las suelas, hay que hacerlo con estrategia y verdaderos operadores.
Si se espera una “imposición”, que además ya rechazó el presidente de la República, al menos habría que reunir los puntos que den verosimilitud matemática.
@Alvaro_Rmz_V