Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
El resultado de las elecciones en el Estado de México y Coahuila debieran ser reflexión, acicate y preocupación para la dirigencia nacional de Morena y también para Palacio Nacional.
No puede haber un festejo desbocado, porque en los dos procesos el lopezobradorismo perdió, por encima de un triunfo, aritméticamente.
Me explico: en tierras mexiquenses, sin ninguna duda, ganó su candidata Delfina Gómez Álvarez. La interrogante será saber por cuánto ganó. El margen que manejan las casas encuestadoras va de un muy pesimista 7 puntos de ventaja, hasta un muy optimista 18 por ciento de diferencia.
Coahuila, ni qué decir: la derrota era esperada y prevalecerá la sospecha de que fue concertada, para que la plaza se quedará todavía en manos del priísmo, aunque el triunfo lo consigue en alianza con el PAN y PRD.
Vamos primero al Estado de México. Efectivamente, se acaba una casi centenaria hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y un muy largo dominio del Grupo Atlacomulco.
Gana el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), pero el margen, cualquiera que arroje el conteo oficial y no ya solamente las encuestas de salida, será malo, porque la abanderada comenzó la contienda con 25 puntos de ventaja.
La candidata del tricolor, Paulina Alejandra del Moral Vela, ganó mucho terreno y exhibió las deficiencias de Delfina como personaje, como política y, por supuesto, como candidata.
La fuerza del grupo morenista en el oriente de la entidad es la que ha valido para el triunfo, pero la aprobación de más de 65 por ciento que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador no se reflejó en las urnas.
No hubo transferencia de popularidad ni de seguidores, porque no gustó la candidata.
A pesar del triunfo, el Edomex reclama todavía mucho trabajo social y político, para alcanzar en 2024 una mejor votación, en el estado que tiene el mayor número de votantes del país: 12.7 millones de personas en posibilidad de sufragar, de acuerdo con su Lista Nominal.
Para el triunfo en la elección presidencial, esa entidad es decisiva.
Si, como ha dicho el Presidente de la República, se pretende ganar con 66 por ciento de los votos, en todo el país, el resultado que dio Delfina no solamente es decepcionante, sino que enciende las alarmas.
En Coahuila, el resultado arroja un experimento a la inversa: si se pretendía perder, al dividir a la alianza y mandar, cada partido, en este caso el PT y el PVEM, a sus propios abanderados, quienes terminaron atacándose entre sí, algo pasó que se salió por completo el control
Y es que se puede perder con cálculo, si es que, como muchos pensamos, se planeó así.
El candidato de la alianza opositora (PRI, PAN y PRD), Manuel Jiménez Salinas, de acuerdo con las encuestas de salida, al cierre de esta entrega, aventajaba por 20 puntos a su más cercano competidor.
Pero además, ni sumados, los porcentajes que obtuvieron los abanderados de Morena y los partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM), le hubieran ganado.
Las declinaciones de los institutos, que no de los candidatos, de última hora, tampoco sirvieron. Coahuila fue un desastre para el sistema.
No puede ir el lopezobradorismo a la elección presidencial, de nueve gubernaturas y de miles de cargos más en 2024, con candidatos malos.
Si se empeñan en caprichos y compadrazgos, para sus postulaciones, el fracaso se asoma muy claramente.
En entrevista en Puebla, la presidenciable Claudia Sheinbaum Pardo nos dijo este sábado, qué tipo de abanderados se requieren:
“Honestidad por encima de todo, mucha convicción. Proyecto en el sentido de continuar con la construcción de un México con justicia que erradique la pobreza, que siempre piense en los grandes derechos del pueblo de México: la educación, la salud, la cultura, la vivienda, el salario digno, el trabajo digno. Se requiere también temple y experiencia para poder sortear las dificultades que puedan llegar siempre en un puesto tan importante
-¿Populares, necesariamente populares?
Yo no diría popular, sino con aceptación popular, que es distinto. Con la aceptación del pueblo de México, eso está por encima de todo.
Hasta aquí la cita y la advertencia.