Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
El proceso interno de Morena para seleccionar a su candidata (o improbable candidato) a la Presidencia de la República, que ya está en marcha, recibió el aval cómplice del Instituto Nacional Electoral (INE). El árbitro de la contienda ha abierto una Caja de Pandora que puede generar anarquía rumbo al proceso constitucional 2023-2024, que formalmente comenzará recién en septiembre próximo.
Morena ha adelantado los tiempos de precampaña, que debían arrancar formalmente en noviembre próximo, para aspirantes a Palacio Nacional, y pretende maquillar sus intenciones con el nombre de Coordinación de Defensa de la Transformación (CDT).
Eso ha sido aprobado por el INE que, con una nueva configuración en su Consejo General, de facto hizo las paces con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ahora es un INE carnal y no hay ninguna necesidad de que el Gobierno de la República, su presidente y su partido, estén en disputa con quienes son, ahora, aliados.
La barricada opositora está ahora solamente en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Pero será por poco tiempo. Esa instancia aún no es aliada , pero es cuestión de tiempo.
Los magistrados José Luis Vargas Valdez e Indalfer Infante Gonzáles terminarán sus periodos el próximo 31 de octubre.
La designación de quiénes ocuparán esos lugares será política y recaerá en la mayoría lopezobradorista del Senado de la República. Por ello tampoco se puede suponer que el TEPJF siga siendo una barricada al régimen.
Lo más probable es que las quejas de la oposición que no sean puntualmente atendidas por el INE terminen siendo desechadas por el Tribunal, durante el proceso electoral, y también después.
Si bien las leyes son puntuales y claras respecto de lo que se puede o lo hacer, la interpretación es tarea humana, falible, influenciada de pasión y contaminada de intereses.
Mientras todo esto se desarrolla y el INE ha avalado el riesgoso método de Morena para elegir, apenas ha podido establecer unas cuantas, tímidas y obvias medidas cautelares, sobre esta precampaña de facto que comienza este lunes 19 de julio y que llevará a las llamadas corcholatas a recorrer el país en abierto proselitismo por 70 días.
La recomendación del Instituto a Morena y sus aspirantes es apenas un glosario de palabras que no se pueden usar.
Los aspirantes no podrán pronunciar ni “directa” ni “explícitamente” las palabras: “campaña, Morena, candidato y presidencia”, en sus discursos, en sus actos.
Por supuesto, tampoco podrán llamar a votar por su partido, ni podrán siquiera anunciar o dar a entender que buscan la candidatura a la Presidencia de la República.
En realidad será muy sencillo para ellos cumplir con estas prohibiciones.
Son palabras que se debe evitar pronunciar, pero en una sintaxis hábil ni siquiera hacen falta, para conseguir la meta de la promoción personal.
Paradójicamente, nada aportan esas medidas cautelares, pues son las que regularmente se establecen en los tiempos oficiales de precampaña.
Son palabras proscritas que, sin embargo, no anulan una cabalgante precampaña que transcurrirá al filo de la ilegalidad.
@Alvaro_Rmz_V