En las obras y en las redes
En diciembre del 2018, un grupo de empresarios pensaban incursionar en las licitaciones de un gobierno municipal que por donde caminaba era repudiado.
Los empresarios, ávidos de vivir las delicias del presupuesto, indagaron cual era la forma de entrar en el selecto grupo de beneficiarios del dinero público.
Hurgando en sus agendas, se encontraron con un par de mercenarios, uno de ellos se hacía pasar por espiritista y el otro por litigante.
Ambos equipo acordaron un trabajo mutuo que dejó billetes para departamentos de primera en lujosa zonas, como si fueran regalías por el servicio prestado.
¡Qué bochorno!