Bocetos de campaña por Rodolfo Huerta Espinosa
El encuentro estaba programado a las cuatro de la tarde, es viernes primero de marzo, es el día uno de campaña de la Doctora Claudia Sheinbaum en la búsqueda de la silla presidencial, son las once treinta de la mañana, estamos en una estación de servicio de nuestra Angelópolis listos para partir a la ciudad que el escritor Carlos Fuentes llamó “la región más transparente”, hoy CDMX.
Según nuestros cálculos, si mal nos va, estaremos arribando al centro de la Ciudad de México a las dos treinta de la tarde, estábamos lejos de imaginar que después de cruzar la segunda caseta de peaje, viviríamos un tortuoso atasco vehicular. Avanzábamos a vuelta de rueda y tardamos una hora para poder tomar la conocida avenida Ignacio Zaragoza, tan familiar para quienes visitamos la capital de la República.
En nuestro trayecto atestiguamos cómo miles de compatriotas nos transportábamos en automóviles, microbuses y autobuses hacia el zócalo capitalino, vehículos fáciles de distinguir por sus colores. El diseño de sus rótulos daba cuenta de su origen, pudimos identificar autobuses de Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Campeche, Tlaxcala y desde luego de las diferentes regiones de nuestro estado de Puebla. Éramos parte de una interminable caravana, en momentos, nuestro trayecto se hacía aún más tortuoso por el ruido ensordecedor de la maquinaria que trabaja en una de las obras viales del valle de Chalco y por la temperatura exterior, cercana a los treinta grados centígrados.
Por el alto tránsito vehicular en la ruta que tomamos, nos fue imposible llegar a las proximidades del zócalo, transitábamos por la avenida Fray Servando Teresa de Mier, decidimos buscar un estacionamiento que con suerte encontramos próximo al mercado de Sonora, sí, el típico mercado de amuletos y “limpias”. Después de aparcar, caminamos veinte minutos para llegar a nuestro destino, cada cuadra que avanzamos se hacía más concurrida, había ríos y ríos de gente. Algunos grupos eran pequeños, otros presumían por ser numerosos, hombres y mujeres de diferentes edades caminaban en el mismo sentido que nosotros, haciendo de las calles un espacio bullicioso y a veces ensordecedor. El bullicio crecía por la invitación que, a todo pulmón, hacían los comerciantes de la zona para atraer a sus clientes.
Entre ese jolgorio, éramos parte del crisol pluriétnico y pluricultural que se desplazaba al corazón de la patria, todos deseábamos ser testigos y actores del inicio de campaña de la doctora Claudia Sheinbaum que presentaría los 100 puntos de su plataforma de gobierno. Nuestros orígenes eran tantos y tan diversos que jamás imaginé escuchar que alguien me hablara por mi nombre, pero sucedió, alguien gritó, ¡Rodolfo, me da gusto encontrarte, estamos buscando a otros paisanos!
Caminábamos entre los obstáculos ocasionados por el comercio informal, esquivando a los desordenados motociclistas que, a pesar de estar las calles acordonadas, hacían de las suyas. Seguimos avanzando, cuidándonos para evitar ser golpeados por las varas de las banderolas que muchos de los simpatizantes llevaban. Entre risas y empujones, cada vez era más difícil desplazarse, las calles que rodean al zócalo lucían pletóricas, murmullo y ruido sin fin, era tanta la gente, que se hicieron presentes hasta los carteristas.
Entre molestia y broma, alguien dijo: ¡cuidado, hay priistas, se están robando los celulares! La gente formaba un maremágnum, por momentos no pudimos avanzar, estábamos en la calle Corregidora, muy próximos a la esquina con calle José María Pino Suárez. A nuestra izquierda se encontraba el Palacio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a nuestra derecha el majestuoso Palacio Nacional, eran las tres cuarenta de la tarde, por fin llegamos al imponente Zócalo de la “Ciudad de los Palacios”.
Todavía nos tardamos quince minutos más para llegar, casi a tocar, el monumental mástil de Nuestra Bandera Nacional, mismo lugar que en 2006 pisé en una de las concentraciones que convocaba la izquierda, en la época que la derecha profería “la izquierda llena plazas, pero no urnas”. Hoy la izquierda, MORENA y sus aliados, que forman la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, defensores de la cuarta transformación, sigue llenando plazas, reboza urnas, contagia esperanzas e inunda corazones. Estábamos ya, en la fiesta que daba inicio a la construcción del segundo piso de la CUARTA TRANFORMACIÓN.
@rohuere